Entramos de lleno en la Semana Santa y, por mi tierra, con sol. Apetece disfrutar de la ciudad, de una caminata, un agradable paseo junto al mar o visitando ese museo que siempre has querido ver, sin olvidarnos de esos momentos gastronómicos que tanto me gustan en Mochila de Cromo.

Hoy, en cambio, os traigo una alternativa para toda la familia donde hasta los más grandes se lo pasarán como enanos. ¿Quieres descubrir sobre qué hablo?

Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

¿Dónde vamos hoy?

Os quiero acercar, de nuevo, a Villaviciosa, en Asturias. Un lugar con enclaves especiales que debéis visitar en vuestra escapada a la tierrina aunque, en esta ocasión, me gustaría hablaros de una finca conocida por los maliayos (los oriundos de Villaviciosa) pero quizás no tanto por los propios asturianos: la finca El Malaín.

Este espacio se encuentra en San Justo, a unos 10 minutos desde Villaviciosa (autovía A-8, salida Villaviciosa) o poco más de 20 minutos desde Gijón (autovía A-8, salida Quintes/San Miguel de Arroes y, a partir de ahí, dirección Venta de las ranas/San Justo).

Llegar al huerto no tiene pérdida ya que en la propia carretera nacional hay carteles indicando los desvíos necesarios hasta llegar a la finca.

¿Pero qué se puede hacer?

Dentro de un concepto revolucionario y sumamente eco-friendly, recolectar tus propios frutos del bosque.

Una vez dejas el coche en el pequeño aparcamiento (aunque con lugares alrededor para aparcar sin problema), entras en la finca donde sus dueños os reciben con una sonrisa y os explican en qué consiste El Malaín. Además, os darán una cesta con pequeñas cestitas dónde podréis ir recolectando lo que más os guste. Y, por supuesto, está permitido probar pero tampoco hay que abusar.

Aquí no hay tiempo máximo, puedes pasear por las numerosas plantaciones de arándanos, frambuesas, moras y grosellas con las que cuenta. Dependiendo de la época del año en la que lo visitéis, os encontraréis con unos productos u otros. Por ejemplo, si vuestra visita coincide en pleno julio, tendréis la fortuna de recolectar en el mejor momento ya que prácticamente todos los arbustos tienen fruto, como las moras, los arándanos o las grosellas. En cambio, en junio y septiembre es posible degustar frambuesas.

¿Y cuánto cuesta?

La entrada es totalmente gratuita y durante la época en la que está abierto (del 15 de junio al 15 de septiembre) podéis acercaros sin necesidad de hacer reserva. Fuera de estas fechas, necesitáis poneros en contacto con los chicos que lo regentan en su propia web o número de teléfono.

Cada cestita de fruta fresca, si no recuerdo mal, son 2€ o 2,50€. Como veis, para nada caro siendo unos productos que habitualmente encontramos en nuestros supermercados mucho más caros y, para colmo, con la satisfacción de haber pasado una agradable tarde recolectando con amigos y familia.

¿Puedo llevarme algo más?

Por supuesto. Los chicos de El Malaín han sabido dinamizar el negocio y tienen una completa tienda donde poder adquirir mermeladas, zumos ecológicos y hasta vinagre. Por otro lado, sería un pecado irse de aquí sin probar sus helados naturales.

Parece entretenido y diferente…

Creedme. Lo es. Me parece que es un plan sumamente diferente sobre todo para grupos de amigos o familia, donde, durante una tarde de verano, podéis estar en contacto con la naturaleza y pasándolo genial probando todas las variedades de frutos silvestres, siendo un plan muy de Mochila de Cromo (bueno, bonito y barato).

Si tienes pensado pasar unos días por la zona no dejes de visitar las siguientes entradas:

– ¿Quieres visitar una auténtica quesería asturiana? Los Caserinos (Villaviciosa) | OPINIÓN

– Semana Santa en Villaviciosa

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