Icono del sitio Mochila de Cromo

Xixonomía o cómo volver a la raíces del Tostaderu

Anuncios

Al imaginario de Gijón se le pueden sumar muchos elementos. La Cuesta de Cholo, las sidras en el Lavaderu, las romerías de prau, las casetas de vivos colores en San Lorenzo o la Feria.

Hay tantos elementos que es difícil describirlos. Por eso, desde la Oficina de Turismo de Gijón, continúan acercando al público general el por qué del carácter gijonés, a través de los propios gijoneses. Su Gijonomía -o Xixonomía- es una Biblia de buenas costumbres que ahondan en el imaginario popular para desgranar la esencia de una ciudad que mira al mar y sonríe al verano. 

El Tostaderu, icono ye-yé

La kilométrica bahía de San Lorenzo se erige como punto de encuentro de los gijoneses y las gijonesas más allá del verano. Los baños al amanecer desde La Escalera son remedio para la eterna juventud de los playos. O quizás para su carácter socarrón. 

Caminar por El Muro es reflexión, es volver a casa, es rutina y es salud. Lo cierto es que ya quisieran muchas ciudades contar con un paseo marítimo como este. 

Aunque, sin duda, nadie puede negar que a la propia belleza del Cantábrico abrazando la bahía se le une un punto de encuentro que nos recuerda a las tardes de Nivea, de bronceados llevados al extremo, de bocata de mortadela -con aceitunas, quizás- y de chascarrillo.

Suben y bajan santos en el Tostaderu. Un espacio endémico de Gijón, a los pies de la desembocadura del río Piles. Mientras algún aventurero busca «llámpares» en el pedreru, lo mejor del Gijón de raza se afana por desgranar la «socialité» gijonesa. Aquí nadie se libra. Ni los del Llano, ni los del Coto. Hay espacio para los de Cimata y, por supuesto, alfombra larga para los de Somió. 

Y que nadie se confunda. Esa atmósfera de sombrilla tricolor y visera de Caja de Asturias que se crea en el Tostaderu -orientado al sur, el bronceado está garantizado- es solo un ejemplo del carácter bonachón de mis vecinos. Somos sinceros, somos directos pero a buen corazón no nos ganan. Si alguien llega al Tostaderu, será bien recibido. Da igual la edad, color y la raza. Gijón, al igual que el Cantábrico, abraza al de fuera, al foriatu.

Que nadie se mete con los de Xixón.  Para entendernos, ya está la Xixonomía. Pasen y vean. 

Salir de la versión móvil