¿Viajas a Londres en los próximos meses y no quieres que tu presupuesto se eleve? Aunque debemos reconocer que Londres es una ciudad cara, la capital del Támesis cuenta con pequeñas joyas que nos permiten ahorrar algunas libras sin renunciar a actividades únicas.
Una de las más solicitadas entre los turistas, en parte también por el clima de la capital inglesa, es el paseo panorámico en uno de los característicos buses de dos plantas. Existen diferentes compañías y líneas que recorren una y otra vez las principales arterias de la ciudad: Oxford Circus, Picadilly Street, la zona de Harrods o las vistas hacia Buckingham Palace son algo que miles de turistas pagan, a precios algo elevados, cada día. Y es que, no podemos negar que las fotos no salen igual a pie de calle que desde un autobús de dos plantas, ¿verdad?
Viajar en bus de dos pisos por menos de 3 €
Pero, ¿cómo puedes vivir esta misma experiencia sin pagar los desorbitados precios que ofrecen estas compañías? Primero, nos gustaría aclarar que la opción que nosotros te ofrecemos es la de un autobús público, que cubre una única línea y que puede ser interesante si te encuentras en la zona que recorre.
Si, por el contrario, pretendes recorrer gran parte de Londres con este servicio, disfrutando de las vistas mientras conoces su historia mediante un audio-guía, lo mejor es que reserves una excursión en los buses panorámicos turísticos convencionales.

Dicho esto, el secreto se guarda en la estación de Liverpool Street. Rodeado de rascacielos que parecen arañar el cielo, la coqueta estación de Liverpool cuenta con un servicio intermodal sumamente interesante –desde aquí parten los trenes hacia el aeropuerto de Stansted– donde varias líneas permiten llevarnos hasta los rincones más interesantes de Londres.
En concreto, la línea 11 es una de las mejores si queremos vivir la experiencia de viajar en un bus de dos pisos al más puro British, pasando por los mejores monumentos de la ciudad y sin dejarnos nuestra cartera en ello. La parada está en la parte este de la estación, teniendo que salir a superficie -justo en el lado opuesto a la entrada de la nueva línea de metro Elizabeth Line-.
Tiene una frecuencia bastante amplia, por lo que apenas tendrás que esperar unos minutos para montarte en el autobús. Sin duda, lo mejor es que te pongas en la primera fila del segundo piso, con el gran ventanal panorámico, por lo que si hubiese mucha gente en la cola, mejor esperar.


Catedral de St.Paul y Trafalgar Square
El circuito comienza dejando a nuestra izquierda los vertiginosos edificios de The City, incluyendo alguno de los rascacielos más altos de Europa, para llegar a la plaza de The Bank, donde se encuentra el Banco de Inglaterra así como la estatua del comandante Wellington.
El viaje continúa hacia la catedral de St. Paul. Aunque su visita es una de las imprescindibles en Londres, si no dispones de mucho tiempo no puedes irte sin admirar su majestuosa cúpula desde el bus de la línea 11. Pasada este gran clásico londinense, el bus se adentra por diferentes calles serpenteantes llenas de encanto donde las primeras hojas caídas nos anuncian que el otoño está a la vuelta de la esquina.
Después de hacer varias paradas, es hora de adentrarnos en la vertiginosa Trafalgar Square tras pasar la estación de Charing Cross. La National Gallery nos da la bienvenida, junto a los fastuos leones de una de las plazas más reconocibles de Londres.
Visita al primer ministro... y descubre Westminster
Tomamos una curva a la izquierda para entrar por Parliament St. Esta avenida, con el monumento a las mujeres de la I Guerra Mundial, está jalonada por embajadas y consulados. A los edificios gubernamentales le ha salido un pequeño competidor: el hogar del Primer Ministro Británico. El 10 de Downing Street se encuentra perpendicular a nuestro recorrido. A lo lejos, las hordas de turistas nos anuncian que el principal reclamo de Londres está cerca: el Big Ben.
Aunque en realidad su nombre es Elizabeth Tower -dato que no muchos conocen- el Big Ben se presenta ante nosotros con una imagen totalmente renovada tras los trabajos de restauración. Podemos bajarnos en la siguiente parada, si no deseamos continuar hacia el barrio de Chelsea, no sin antes regalarnos una última joya: la abadía de Westminster aparece entre árboles, algo discreta, con su impresionante fachada gótica.

Uno de los lugares más representativos de la vida británica, lugar de funerales de Estado y coronaciones; su imagen está ligada a la Familia Real británica tanto en los momentos más dulces como en los más trágicos, donde a todos se nos viene a la mente el funeral de la princesa Diana. Visitar su interior también se torna imprescindible pero, si apenas dispones de horas en Londres, puedes volver sobre tus pasos y recorrer el centro de la ciudad visitando otros rincones únicos, como Canarby Street en el Soho o la siempre despierta Picadilly Circus.