Uno de los grandes emblemas de París, y toda Francia. El Palacio de Versalles, a unos veinte kilómetros de la capital francesa, supura elegancia en su complejo interior, sus grandes salones y sus maravillosos jardines. Esta es una de las excursiones que no te debes perder si viajas a París en los próximos días. Desgranamos cómo organizar tu viaje sin renunciar a nada.

¿Cómo llegar desde el centro de París?
Lo cierto es que hay muchas maneras de llegar hasta este fantástico palacio que guarda uno de los complejos monumentales más importantes de Europa.
Aunque la opción de ir con tu propio vehículo privado es factible, no la recomendamos por la dificultad que tendrás en encontrar aparcamiento. Olvídate, de hecho, de hacerlo de manera gratuita.

También existen varias líneas de autobuses que llegan desde diferentes puntos de París al entorno de Versalles. Hablamos de autobuses urbanos, con numerosas paradas a lo largo del camino por lo que, si no quieres perder toda la mañana yendo y viniendo, es otra opción que no te aconsejamos en absoluto.
En cambio, desde la concurrida estación parisina de Montparnasse sale un cercanías –línea C del RER– que te dejarán en una media hora en la estación Versailles Chantiers. Es la opción más cómoda y rápida sin duda. Mientras ves como la torre Eiffel se hace pequeña al fondo de los grandes ventanales del tren, los pequeños pueblos jalonan una estampa que parece un retrato. Está claro que en esta zona se respira arte por todos los rincones.
¿Un romántico paseo por el Sena?
¿Ir con excursión organizada o no?
Es una de las preguntas que todos los viajeros se hacen cuando organizan su escapada a París. La falta de tiempo y las distancias en la urbe hacen que la opción de una excursión organizada -ideal para quienes no queremos preocuparnos por horarios y demás- se baraja de manera muy positiva.

Tanto que nosotros decidimos realizarla con el equipo de Buendía Tours. Con ellos también realizamos el paseo al atardecer por el río Sena -algo único y mágico que os recomendamos sin dudarlo-.
Hacía tiempo que no viajábamos con un guía de esta manera pero debemos reconocer que si no llega a ser por la experiencia, amabilidad y cercanía de Juan, nuestro asturiano en París, aún estaríamos en la estación de metro de Invalides. Aquí es donde se reúne el grupo y se sacan los billetes -no incluidos en el precio de la excursión- hacia Versalles. Importante; la salida se hace desde la estación de metro, junto a un pequeño kiosko de bocatas y cafés.


París es adictiva y caótica. Más en verano. Las estaciones de metro y cercanías son auténticos hormigueros de turistas, parisinos y transeúntes que se mueven a un ritmo frenético. Hemos estado en alguna ciudad europea y podemos asegurar, sin duda, que la ayuda de Juan para obtener los tickets del cercanías y su presencia en todo momento para llegar a Versalles nos sirvió para disfrutar de una sola cosa: la tranquilidad de tenerlo todo bajo control. Esto, desde nuestro punto de vista, es impagable.
Fast-ticket, imprescindible
Después de un cómodo paseo con nuestro guía por el centro del precioso pueblo de Versalles, enfocamos la gran avenida de París. A nuestra izquierda, el precioso ayuntamiento de la localidad es preludio de lo que nos espera ante nosotros: el gran Palacio de Versalles.

El nerviosismo crece; tanto que algunos pasan el paso de cebra con el semáforo en rojo por aquello de las prisas. Los móviles salen de los bolsos de los pantalones buscando la primera toma y poder decir “aquí estoy”. La emoción ante la majestuosidad del entorno se respira en el ambiente. Un entregado Juan nos deleita con las primeras aclaraciones tras pasar el control de seguridad.
Decenas de vendedores apuran la llegada de los turistas procedentes de todos los rincones del mundo. Aunque, muchos, deberán esperar la larga cola para adquirir las entradas. Nosotros, al viajar con la excursión organizada de Buendía Tours, accedemos sin esperas a la primera parte de la visita: los fabulosos jardines históricos.

La gloriosa Francia del siglo XVIII
Aunque habíamos visitado el Schönbrunn, conocido como el Versalles vienés, nada como el original. El cielo grisáceo no desmerece las joyas botánicas que vamos recorriendo de la mano de Juan. Entender el por qué de los detalles y rincones vuelve a ser, de nuevo, imprescindible.
Y es que lejos de lo que todos hemos leído, nada como estar allí con un guía oficial para entender las particularidades. ¿Por qué hay una estatua de Bernini al fondo de uno de los estanques? ¿Cómo se ganaba el cariño del rey los cortesanos? ¿Y por qué el Gran Estanque cuenta con una forma de cruz?


Y, a pesar de ir con guía, el tour no está encorsetado. Juan conoce al dedillo los horarios de todas las instalaciones y fuentes por lo que tendréis margen para hacer -y haceros- por los jardines. Os acompañará hasta los diferentes rincones y, una vez hecho el reportaje, os dará algunos consejos y reseñas que permitirán completar la experiencia.

La Sala de los Espejos, la joya de la corona
Después de un interesante paseo por los jardines, es hora de visitar el interior del palacio. Las entradas -al menos las nuestras- tenían el turno de las 13:30 pero os dejan cierto margen para entrar. Al contar con la eficiente gestión de Buendía Tours, en apenas cinco minutos pasamos de la zona exterior a la plaza del propio palacio, la conocida como Plaza de Mármol.
La reja de pan de oro parece querer competir con los dorados que surgen en cualquier punto de la fachada del palacio.

En esta parte de la excursión, Juan no nos acompaña pero contamos con una audioguía disponible, de manera gratuita, en el móvil; se accede a ella a través de un código QR en el propio ticket de la entrada. Si preferís no tirar de datos o batería, en la taquilla es posible alquilar una audioguía por tan solo 5€.

Las diferentes estancias y salas se recorren observando las pinturas de una de las joyas europeas. Aunque es cierto que hay muchos visitantes, es posible tomarse unos minutos admirando rincones que nos hacen perder la cabeza.
La Capilla Real, sorprende al no contar con los bancos que usualmente encontramos en estos lugares. El término capilla tampoco hace justicia a la majestuosidad de la misma. Cada jueves, una pequeña orquesta interpreta grandes clásicos de los siglos XVII y XVIII. Toda una razón de más para visitar Versalles.

El recorrido continúa por los aposentos y dormitorios de monarcas, reinas y amantes. En las paredes se encuentran obras de los principales pintores de la época que trasladan proezas de la guerra, grandes paisajes y retratos de nobles aristócratas.
Aunque, sin duda, el punto álgido se encuentra al final de la visita. La maravillosa Sala de Espejos, con 357 unidades, sorprende a los viajeros a pesar de haberla visto en fotos muchas veces. Las lámparas de araña caen vertiginosas, tanto como el reinado de Luis XV en sus últimos años, hacía un suelo marmolado. Los frescos, testigos mudos de la vieja Europa, esconden confesiones de palacio. ¡Ay si hablaran!

Tómate el tiempo que necesites
¿Quieres pararte en alguna sala en concreto? ¿Te gustaría recorrer otros espacios de los jardines? ¿Quizás visitar la bucólica villa de Versalles? ¡Es posible!
La excursión organizada de Buendía cuenta con vuelta libre. Solo debes tener en cuenta los horarios de cercanías, que llegan hasta la noche, por lo que puedes regresar al centro de París cuanto tú desees. Una forma cómoda, sencilla y práctica de visitar uno de los monumentos más visitados del mundo y que se hace imprescindible si visitas París durante unos días.
Y, aunque es difícil transmitirnos la magia de todo lo que hemos vivido y sentido en nuestra excursión con los chicos de Buendía, os dejamos un pequeño vídeo resumen que esperamos que os guste.