Asturias cada día se parece más a las grandes capitales gastronómicas. Con propuestas que sorprenden por convertirse en islas del buen gusto, la cocina del Principado se reinventa para atraer a los profesionales y gourmands más experimentados.
Durante la nueva temporada, algunos grandes clásicos se reinventan y otras aperturas parecen querer crear una pompa gastronómica que, sinceramente, esperamos que no se instale en los fogones de Asturias.
Buenas costumbres a pocos minutos de Oviedo
Una de las últimas aperturas en el entorno de Oviedo es El Balcón de Bueño. Bajo la firma de Liset Rubio, y su apuesta por el producto de kilómetro cero, nos adentramos en un espacio gastronómico que apuesta por el diseño dentro y fuera del plato.
Con presentaciones que nos trasladan al savoir-faire más madrileño, El Balcón de Bueño es un soplo de aire fresco a un panorama gastronómico asturiano que, en los últimos años, no arriesga. Dosis de cocina hecha al calor del llar pero con la experiencia del equipo de Edén Jiménez. Clásicos reinventados, como las cremosas croquetas de pitu caleya o su crema de pote asturiano acompañado de berza frita.
Su colmado promete el mejor lifestyle carbayón. Destaca su despensa, en la planta baja, con productos gastronómicos de productores locales, muy cercanos al pueblo de Bueño. Sus masas, del panadero italo-asturiano Alessandro Danesin, ofrecen una experiencia gastro que reivindica el buen producto, sin adulterar, con precios muy acertados dada la calidad que se ofrece. Se ofrece menú degustación servido a mesa completa.
Precio medio: 40 € / pax. Bodega no incluida.
Bueño, un pueblo con magia
Chigres renovados a pocos kilómetros de Gijón
No es necesario volver a los chigres de serrín en el suelo y una atmósfera opaca de purines sidreros. La gastronomía asturiana avanza, sin complejos.
A escasos metros del furioso Cantábrico, en Les Mariñes de Villaviciosa, la sidrería El Chamizu ofrece la cocina de siempre a precios populares. Este merendero, muy frecuentado durante la temporada estival, cuenta con un producto fresco y muy bien trabajo.
Su ubicación, en plena Comarca de la Sidra, y a pocos kilómetros de puntos turísticos tan importantes como Gijón, Villaviciosa o Tazones hace que sea un imprescindible si queremos comer bien, a buen precio y sin trampas para turistas.
Destacan sus pescados, como la merluza o la lubina. Buenos escalopines de ternera con auténtica salsa Cabrales o un cachopo, de ración (aunque ideal para dos) que va sin ninguna pretensión pero que cumple con lo promete. Comer bien, fartura de manual, sin artificios.
Precio medio: 25 € /pax. Bodega no incluida.
Templos de la carne de caza
Un producto tan complicado, dentro y fuera de cocinas, como la carne de caza, necesita de manos expertas para poder ser degustado. Quienes quieran perder la virginidad gastrónoma con este tipo de carne deben buscar referentes que prometan una primera experiencia plena.
Reconozco que no es fácil dar con ellos, pero haberlos haylos, como las pretensiones gastronómicas (pero eso es otro capítulo). En pleno Parque Natural de Redes, el chigre La Tropical parece querer mantenerse oculto en una pequeña caleya de El Campu, capital de Caso.
Con mantel de papel, pota al centro y buena ración de pan de la panadería del pueblo. ¿Suena bien? Mejor sabe. Sus frixuelos rellenos de carne de venado son una auténtica delicia que sorprende hasta al más amateur de los comensales. Les fabes con jabalí son otra de las delicias que se deben probar. Muy recomendable visitar este templo de la caza asturiana durante las Jornadas Gastronómicas de la Caza de Redes.
Precio medio: 22 € / pax. Bodega no incluida.
Comer bien en Llanes es posible
Aunque parezca imposible. Nadie puede negar la presencia de esos menús que, con cierta nostalgia al turismo del Benidorm de los 60, ofrecen treinta primeros y treinta segundos. Sorprende la capacidad de los chefs, ¿no?
Por suerte, existen espacios en Llanes, lejos del bullicio turístico, que ofrecen gastronomía de calidad, hecha con mimo y cariño, que callan ese turismo de masas que visita estos lares durante el verano.
Ubicado en uno de los valles más bonitos del oriente asturiano, Casa Xico muestra una cocina sin sorpresas pero que convence por el buen producto con el que se trabaja. Sin firmas exuberantes, se demuestra que menos es más, siempre.
Imprescindible probar sus tortos o sus verdinas, auténtico plato estrella de esta casa de comidas. Acompañadas por langostinos, pulpo o pantruque (una delicia endémica de estos lares que no os podéis perder), Casa Xico es uno de esos refugios que aún conservan la magia de la Asturias de antaño.
Precio medio: 27 € / pax. Bodega incluida.
Guiños mediterráneos a orillas del Cantábrico
Fran Heras firma uno de los proyectos más instagrameables de la cocina asturiana. Ubicado en la preciosa ensenada que forma la playa de Bañugues, una de las playas más visitadas en la costa central asturiana, esta arrocería busca ser el enfant-terrible en el lifestyle asturiano.
Atraídos por un «ver y ser vistos», puro estilo mediterráneo, los clientes de Mi Candelita se sorprenderán por la calidad de los arroces. Transporte hacia las calas mallorquinas, con guiños a la cocina norteña. Absoluta delicia su arroz cremoso con medallón de ternera, la fideuá con calamar fresco y seta enoki o el arroz con pulpo del pedreru.
Precio medio: 32 € / pax. Bodega no incluida.
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