La VII edición del Festival de Cine LGTBI+ de Avilés ha demostrado, en su primer fin de semana, el enorme interés que suscita el cine, la literatura y el teatro de temática LGTBI+.
Dos jornadas frenéticas donde la vanguardia convive con la diversidad. Avilés es, por méritos (y hechos) propios, la ciudad más LGTBI-friendly de Asturias.

La artista Yuls dio el pistoletazo de salida
Durante la tarde del sábado, el blanco níveo del Centro Internacional Óscar Niemeyer se convirtió en una vorágine de colores. La artista, dj y cantante Yuls fue la encargada de amenizar la apertura del Festival. Su set, con una combinación de EDM, deep house y clásicos del imaginario LGTBI+, abrió la jornada de inauguración.
Los asistentes, con gran presencia de familias, disfrutaron de una soleada tarde en la plaza principal del centro.


Diversidad hecha cine
Aunque la agenda del Festival de Cine LGTBI+ se complementa con actuaciones, teatro y todo tipo de eventos complementarios, no podemos negar el origen del mismo. Tras la sesión dj, el público pudo disfrutar de la primera proyección en la sala de cine del Centro Niemeyer.
La primer muerte de Joana, de la brasileña Cristiane Oliveira, propuso un viaje a lo largo del mundo femenino. Con la riqueza de la revelación del propio cuerpo, los y las asistentes disfrutaron del largometraje inaugural, ganador del premio de la crítica a la mejor película en el Gramado Film Festival en su pasada edición.

El domingo fue el turno de la británica Benediction. Con gran afluencia, la película se centró en la búsqueda de la empatía, la diversidad y el ser durante la Primera Guerra Mundial. Un recorrido, sensible y honesto, que nos trasladó hacia un mundo heteropatriarcal y lleno de convencionalismo. A través de la poesía de Siegfried Sassoon, se pone en valor la búsqueda de la identidad.
Una mirada crítica hacia un modelo que, por desgracia, hoy en día continúa en varios puntos del planeta.

Sentires, otra forma de abordar las nuevas realidades
El punto álgido de la tarde del domingo fue la sesión de cortos. Divididos en dos temáticas, Sentires y Transiciones, se proyectaron una decena de pequeños filmes donde la diversidad, la tolerancia, los nuevos modelos de amor y la percepción de la identidad a través de la diversidad, fueron los protagonistas.
Durante el primer ciclo se proyectaron un total de cinco cortos, sumamente complementarios entre sí. La tarde comenzó con Andy y las demás, de Cintia Ballbé. Una visión desenfada acerca del poliamor, el corto focaliza su atención en la búsqueda de la identidad. La protagonista, Andy, debe comprender primero quién es y qué quiere para así ofrecer sus sentimientos, en todas sus formas, a sus diferentes parejas.


Con Me Voy, de Magda Casellas, se abordó la idealización de la pareja. En sintonía con el anterior corto, la búsqueda de la aceptación a nivel sentimental y sensual es clave para la aceptación de un@ mism@.
El Bosc de la Quimera, de Antonio Fernández Berna, aborda el amor en parejas con diversidad funcional. El sentir de unas personas que no encuentran, en los estereotipos convencionales, su espacio.
Si supiese, de Aitor Gametxo, abrió el debate sobre la aceptación de la homosexualidad pasados los cuarenta. Un encaje de los nuevos modelos de familia entre la sociedad más clásica.

Encuentro con cineastas
Los asistentes a las sesiones de ciclos pudieron disfrutar, asimismo, del encuentro con varios cineastas. Adrián Silvestre, jurado del festival, estuvo presente en las diferentes proyecciones así como en la inauguración.
Cecilia Gessa, directora de Nuestros hijos (una obra sublime sobre la aceptación de la homosexualidad en el seno familiar), se acercó a charlar sobre su corto. “Tenemos la necesidad de educarnos constantemente” declaró ante un público atento e interesado en cómo las nuevas realidades hacen que necesitemos una continua revisión de nuestros propios conceptos.

Transiciones, una travesía a través del género
Niños con vulva y niñas con pene. La transición se aborda desde diferentes problemáticas pero con un denominador común: una sociedad más justa y social donde la convivencia sea plena.
Miradas hacia el acoso escolar, la búsqueda del ser o la pérdida de estereotipos colmaron la proyección. Uno de los más impactantes fue Elsa, de Albert Cabó, galardonado en varios festivales LGTBI+.
La mirada crítica, sarcástica e irónica de Antonia San Juan se plasmó en Bullying (El quinto vagón). Una acertada burla sobre las “clases sociales”, presentes incluso en el propio colectivo. La forma de abordar la homofobia y la transfobia de la canaria es, cuanto menos, sublime.

¿Qué se podrá ver durante el resto de la semana?
Performances, una nueva dj set de clausura, teatro, más largometrajes y un sinfín de eventos satélites completan la oferta del festival.
Asimismo, la coqueta ciudad de Avilés acoge una oferta cultural donde abrazar su diversidad. Son muchos los locales LGTBI-friendly en la ciudad, desde cafés, vermuterías, restaurantes de cocina internacional o tascas veganas.
Avilés, tolerante, moderna y respetuosa, sorprende además por un precioso casco histórico con rincones llenos de encanto. Nosotros os recomendamos que os acerquéis hasta la Oficina de Turismo y concertéis una visita guiada, tal y como hicimos nosotros. Solo con guía oficial comprenderéis mucho mejor el rico patrimonio de una ciudad que fue pionera en muchos aspectos y que hoy, lo demuestra, con su fantástico Festival de Cine LGTBI+.


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