Si estás de visita en la ciudad del Acueducto y el Alcázar, no puedes irte sin disfrutar de uno de los manjares más típicos: su cochinillo. Pero, como en otras ciudades tan turísticas, a veces es fácil caer en restaurantes de dudosa relación calidad-precio. Nosotros hemos estado en la ciudad castellana y, en este artículo, os indicamos dónde comer sin caer en las trampas para turistas. ¿Quieres conocer todos los detalles? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

Segovia es conocida por tener una de las joyas de la arquitectura española, su Acueducto, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Su casco histórico, el Alcázar y la cercanía de otras joyas del patrimonio español como La Granja de San Ildefonso hacen que, cada día, miles de turistas se acerquen a esta ciudad castellana para apreciar sus rincones y disfrutar de su vasta gastronomía.

Una cocina castellana donde los platos de cuchara y las carnes tienen una presencia primordial pero donde, además, podemos disfrutar de productos de la huerta como los judiones de La Granja o las lentejas de Armuña. Los amantes de las setas encontrarán en la cocina segoviana multitud de recetas deliciosas.

Ahora bien, una vez nos encontramos delante del Acueducto, ¿dónde vamos a comer? Existen multitud de restaurantes y casas de comidas en los alrededores pero, ¿son realmente tan buenos como parece? ¿los asadores no son, en realidad, trampas para turistas?

Aléjate del acueducto para conocer dónde van los segovianos

Es fácil ver que los conocidos y famosos restaurantes y mesones en las cercanías del Acueducto tienen, como reclamo, el cochinillo en sus cartas y menús. El plato estrella de la gastronomía segoviana alcanza en estos establecimientos precios que rondan los 25€ por ración y que pueden casi duplicarse si los acompañamos de un menú cerrado.

Pero sabéis que en nuestro blog siempre intentamos viajar diferente, por lo que decidimos indagar un poco para saber dónde van, realmente, los segovianos a comer, en el centro de la ciudad… y la búsqueda tuvo éxito: Mesón La Codorniz.

Ubicado frente a la iglesia de San Millán, a tan sólo 20 metros del aparcamiento público (de pago) del Acueducto, encontramos este sencillo salón donde no existen pretensiones pero donde la calidad del producto está garantizada. En su vitrina no vemos a famosos actores, actrices de prestigio y demás estrellas de la farándula española posar sonrientes con un cochinillo y un plato de blanca loza segoviana; no. Aquí encontramos un menú plastificado con toda su extensa carta así como varios platos combinados. Es perfecto para nosotros: pura Segovia. ¡Adelante!

Buena relación calidad – precio

Una vez dentro nos encontramos con un bar cuyo fondo es un espejo, haciéndonos creer que sus dimensiones son mayores. El gentío hace que nos movamos hacia el salón donde nos recibe un camarero que nos indica, no con mucho entusiasmo, cuál es nuestra mesa. No habíamos reservado, ya que íbamos a la aventura, por lo que agradecimos ser de los primeros en poder sentarnos. Sin que hubiese transcurrido mucho tiempo, el inmenso salón fue llenándose de familias que venían a disfrutar de las viandas de La Codorniz.

Disponen de un menú turístico, que incluye un primero y un único segundo que es, sin duda, el cochinillo asado al estilo tradicional. Su precio es de 29€ e incluye, además, bebida, pan y postre. No nos matéis, pero después de estar todos estos días comiendo carne, decidimos dejar el cochinillo asado para otro momento y probarlo de otra forma: frito.

De primero, una ensalada mixta. Llama la atención su precio, 6€, así como que nos hayan puesto pimiento crudo. No es que tuviese demasiadas cosas pero era acorde al precio. De segundo, decidimos probar el cochifrito (es, en realidad, cochinillo pero no asado sino simplemente frito), así como un bistec y cinta de lomo. Todo buenísimo y en raciones muy abundantes, con unas patatas sabrosas y deliciosas. Destaca, también, que pongan una rodaja de limón con las carnes.

De postre, nos decantamos por el ponche segoviano. Siempre había pensado que el ponche era un postre líquido pero aquí llaman así a una tarta (más tipo brazo gitano) de deliciosa crema pastelera, bizcocho y una envolvente de mazapán, sellado en su parte superior como si de arroz con leche requemado se tratase. Si os gustan los postres con un fuerte sabor a vainilla, aromas a canela y sabor dulce, aquí encontraréis una auténtica delicia. Nos encantó.

Como curiosidad, la patente de este delicioso postre la tienen en la confitería Alcázar por lo que todos los ponches que probéis serán «imitación» de la receta original de esta casa. De todas formas, sea de unos u de otros, está realmente bueno.

El precio por la ensalada como entrante, una ración de cochifrito, una de lomo y un bistec, así como cafés e infusiones y el ponche ascendió a poco menos de 80€, lo cual es un precio bastante razonable para la atención y amabilidad de los camareros, la calidad del producto y lo abundante que eran las raciones.

Como veis, no es necesario comer debajo del Acueducto para disfrutar de un buena mesa con platos tradicionales de Segovia. Lejos de los afamados mesones por los alrededores, el mesón La Codorniz destaca por la poca presencia de turistas pero sí numerosas familias segovianas que vienen a disfrutar del cochinillo (y mucho más) en esta tasca tradicional.

Si te encuentras por la ciudad y quieres conocer su rico patrimonio, te recomendamos que hagas este free tour. Además, si quieres vivir una experiencia única, puedes realizar esta excursión en globo con preciosas vistas a la sierra de Guadarrama. Un imprescindible, sin duda, es la visita al palacio de La Granja.

¿Vosotros habéis probado el cochinillo de Segovia? ¿Soléis quedaros con el restaurante o bar que está al lado del punto turístico o preferís callejear un poco para encontrar auténticas joyas? Cuéntanoslo en el apartado Comentarios que encontrarás un poco más abajo.

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(*) Contenido no patrocinado. Basado en nuestra propia experiencia.