Mochila de Cromo

Visitamos el hotel RIU Plaza España de Madrid, mucho más que su terraza

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Después de nuestras vacaciones en Lanzarote, hicimos noche en Madrid para disfrutar de su vida nocturna, sus restaurantes y su enorme oferta cultural. Y nada mejor que hacer noche en el hotel del que todos hablan: el RIU Plaza España. ¿Quieres conocer nuestra experiencia? ¿Cómo son sus desayunos y sus vistas desde las habitaciones? Entonces, recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

Con sus veintiséis plantas, el hotel RIU Plaza España se ha convertido en una de las joyas de la corona de la noche (y el tardeo) madrileño. Cada día, cientos y cientos de personas disfrutan de sus dos bares panorámicos con vistas a la propia plaza de España, el complejo Cuatro Torres así como al Palacio Real pero, ¿Cómo es dormir en este hotel de cuatro estrellas?

Como os decíamos, el día que volvíamos de Lanzarote decidimos hacer noche en Madrid y, para poder descansar a pierna suelta, nos dimos el capricho de vivir la experiencia en uno de los hoteles RIU más instagrameables. Fue todo un acierto, tal y como esperábamos, con una atención exquisita, una decoración que nos transporta a la esencia de la Gran Vía, y unas instalaciones dignas de un hotel de máxima categoría (y no de cuatro estrellas, que es la categoría que ostenta).

Ascensores personalizados a tu planta

El hotel mantiene la esencia de lo que fue el Edificio España, cuyas obras finalizaron en 1953 y le confirieron un aspecto refinado y lujoso, con detalles ondulantes en sus ventanas y puertas, y unos interiores diáfanos en tonos verdes y dorados apagados, que simbolizan el refinamiento del Madrid de principios de los años 60.

El check-in fue sumamente ágil, con un personal sumamente profesional y dispuesto a ayudarte en cualquier momento. Tras darnos la tarjeta para acceder a nuestra habitación, el chico que se encuentra como botones en la entrada nos indicó una de las peculiaridades del edificio: los ascensores se personalizan para los huéspedes.

Es interesante ver como al pasar nuestra tarjeta bajo el lector del lobby de ascensores, nos aparece en pantalla lo que serían las plantas a las que podemos acceder: desde el gimnasio o la sala de desayunos, hasta los bares que se encuentran en las plantas superiores y que son lo último en la ciudad. En nuestro caso, nos dirigimos a la planta dieciséis, donde nos esperaba nuestra habitación y unas vistas increíbles.

Habitación llena de detalles

Realmente, se cumplieron todas las expectativas. Una vez salimos del ascensor, vemos que un enorme ventanal nos da la bienvenida con una preciosa vista hacia el Palacio Real, que ya estaba iluminado a esa hora de la tarde.

Siguiendo el sinuoso pasillo, nos topamos con nuestra habitación, con vistas al barrio de Chamberí y los rascacielos de Castellana. Además, a mano derecha, podemos observar las obras que actualmente se ejecutan en las torres de Colón. Una estampa con la que estaríamos horas y horas observando los detalles y el ir y venir de los madrileños que hacen que esta ciudad sea, casi casi, la ciudad que nunca duerme.

Nuestra habitación estaba compuesta por dos camas individuales, con un colchón sumamente cómodo y ancho (dormimos de lujo), así como servicio de café y té, agua de cortesía y un amplio armario que, en realidad, no nos hizo falta usar.

El baño, compuesto por paredes y suelo que imitan a mármol blanco, invita a la tranquilidad después de nuestro vuelo. Dispone de gel hidroalcóholico, así como servicio de amenities (crema corporal, discos desmaquillantes, gorro de ducha…). La verdad es que estaba muy completo y con toallas de hilo de máxima calidad lo que les daba una suavidad muy agradable.

El rooftop del que todos hablan

La terraza del hotel RIU Plaza España se ha convertido en un must tanto para los propios madrileños como para los cientos de turistas que, poco a poco, recuperan el pulso frenético de la capital. Además, las instalaciones del hotel han aparecido en series tan conocidos como Élite o, incluso, sus habitaciones superiores son el escenario para C.Tangana en Tú me dejaste de querer. Sin duda, un nuevo icono castizo, junto a los bocatas de calamares o el oso y el madroño.

Lo cierto es que nos hacía tarde, ya que esa misma noche teníamos una cena con unos amigos en la ciudad, por lo que decidimos dejar para el día siguiente la visita al rooftop del RIU. Como estábamos alojados, disponíamos de acceso libre y gratuito, en todo momento, a las dos terrazas (así como al gimnasio y a la piscina exterior).

El problema fue que, al día siguiente, no nos dio tiempo y sólo pudimos observar las instalaciones desde los ventanales panorámicos junto a los ascensores. Esto es la excusa perfecta para volver y disfrutar de los eventos que a lo largo de la semana se organizan, destacando sus conciertos.

Si no estás alojado, siempre puedes disfrutar de la experiencia de tomar un cóctel a más de ciento quince metros de altura, pero previo pago de la entrada de 10€ y, si es hora punta, esperar algo de cola.

Un gastrobar de época con esencia madrileña

De lo que sí tuvimos tiempo fue para descansar, antes de coger el AVE, del gastrobar que está al otro lado de la recepción, en la planta calle. De nuevo, es un espacio elitista, tranquilo y que invita a disfrutar de una buena taza de café mientras observas el ir y venir de la gente en la calle Princesa.

Otro espacio importante es la enorme sala de desayunos que se encuentra en la planta 4, algo más elevada lo que permite tener una visión algo más panorámica de la plaza España. Tenemos que reconocer que nos encantó el servicio y cómo lo tienen organizado, con dos salones interconectados a través de la zona de desayunos, para que no haya aglomeraciones.

El buffet es de un auténtico cinco estrellas, con un sello tan típico de la cadena RIU donde la calidad y variedad de sus desayunos se demuestra con platos fríos y calientes que van más allá de lo tradicional y que nos recuerdan a los servicios de desayunos que podemos encontrar en la red de Paradores, como el que probamos en Corias (Cangas del Narcea). Nos encantó el zumo de naranja recién exprimido, así como la tortilla o la fruta fresca recién cortada, con una bollería de calidad (crujiente y con un intenso sabor a mantequilla) aunque nos extrañó que el desayuno, dada la categoría y la calidad del mismo, no contase con máquinas Nespresso (incluso en las propias habitaciones), como ya vimos en otros hoteles de categorías similares. De todas formas, el café es de la casa Lavazza, por lo que también es sinónimo de calidad.

Como veis, el RIU Plaza España es mucho más que el hotel donde se ubica la terraza de moda de la capital. Con el sello único de la cadena balear, el antiguo Edificio España ha resurgido de sus cenizas para presentarse como una opción más que interesante, a un precio razonable (nuestra estancia fue de 107€ la noche, incluyendo el desayuno y con la posibilidad de disfrutar del SkyBar, gimnasio y piscina exterior) y con una relación calidad – precio más que interesante, donde los detalles están al servicio de los huéspedes que buscan algo más que un alojamiento refinado en el centro de la capital. Es una opción perfecta para parejas que desean visitar algún musical de la Gran Vía, que comienzan nueva temporada este mes de octubre (tras el parón provocado por la pandemia).

Y vosotr@s, ¿habéis estado en su terraza panorámica SkyBar? ¿Alguna vez os habéis alojado en un hotel de la cadena RIU y, de ser así, qué fue lo que más os gustó? ¿Os gustaría información más detallada sobre algún aspecto? Os leemos en el apartado Comentarios que encontraréis más abajo.

Recuerda que ser lector o lectora de Mochila de Cromo es totalmente gratuito por lo que si este artículo te ha gustado, puedes compartirlo o darle like para que sigamos escribiendo otros similares y, así, permitir creando esta fantástica comunidad viajera. ¡Nos leemos!

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