Muchos somos los asturianos que, cansados de días de niebla y nubes bajas, buscamos en algún sitio cercano el sol que tanto nos merecemos. Por eso, y siguiendo casi una tradición que va pasando de generación en generación dentro de las familias asturianas, hoy os traemos un lugar donde disfrutar de una jornada de sol, piscina y sin gastar demasiado ¡Hoy nos acercamos hasta Villamanín! Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!
Cuando los planes por Asturias no cuadran por el tiempo, siempre hay una opción cercana y barata donde disfrutar del calor, el sol, el buen tiempo y un agradable día en familia o amigos. Como si de una peregrinación se tratase, los coches ascienden por el puerto de Pajares en busca del sol y calor que, a veces, no tenemos en Asturias (aunque tenemos otras muchas bondades, como habéis podido ver en el blog).
Lo cierto es que la montaña leonesa ofrece un espacio idóneo durante los meses de verano (que se complementa en invierno por su cercanía a diferentes estaciones de esquí). Son muchas las localidades que cuentan con una piscina municipal y servicios a su alrededor como campings, hoteles, restaurantes y actividades culturales o de turismo activo. Podríamos hablar de lugares tan conocidos como Puebla de Lillo, Riaño, Pola de Gordón o Villablino, aunque hoy nos acercaremos hasta la piscina más cercana a la frontera con Asturias: el pueblo de Villamanín.
Tradición asturiana
Destaca Villamanín por ser un pueblo donde se oye más el bable que el puro castellano, y es que este pueblo a la sombra de la cordillera ha sido, desde los años 70, refugio de asturianos que buscaban pasar quincenas sin humedad y con un calor menos sofocante que el que tenemos en Asturias.
Los apartamentos de grandes empresas asturianas, como ya existían en otras localidades como Pola de Gordón, eran claro ejemplo del paternalismo industrial de la época, donde los trabajadores disponían de un apartamento con todo tipo de servicios, en rotación con otros trabajadores, y de manera totalmente gratuita. Hoy en día, esa tradición se ha renovado y la juventud asturiana ve en localidades leonesas cercanas una vía de escape para disfrutar del buen tiempo.

Un plan totalmente low-cost
Una vez llegamos a Villamanín, tras pasar Busdongo, debemos seguir las indicaciones que veremos en todo momento que nos llevan hasta las piscinas municipales. Estas cuentan con un aparcamiento justo delante de las instalaciones pero que, si os ocurre como a nosotros y está lleno, podéis dejar el vehículo en el entorno del punto limpio. No os separarán más de dos cientos metros de la puerta de acceso a la piscina.
Una vez allí, y siguiendo los protocolos actuales en materia de COVID, debéis identificaros con vuestro nombre, teléfono y DNI. La entrada son sólo 2€ para disfrutar todo el día de la piscina, con un bono más que interesante de 10 accesos por tan solo 12€ (aunque es personal, y los accesos no se pueden disfrutar entre varias personas). Una idea más que llamativa a comienzos de verano para tener asegurado un día de sol con un precio más que interesante.
El horario de las piscinas es de 12 de la mañana hasta las 20 de la tarde. Aunque no cuenta con servicio de cafetería como piscinas cercanas, sí que tiene un coqueto quiosco donde se sirven desde sándwiches de crema de cacao, hasta bebidas frías o helados.

Si no queréis estar completamente el sol, la ubicación de las piscinas ha sido diseñada para que podáis disfrutar de la sombra en el pinar que rodea al complejo, haciendo que se puedan combinar los ratos de sol con los de sombra. Asimismo, cuenta con varias mesas tipo merendero por si queréis organizar un picnic.
Por último, podemos distinguir dos vasos: uno infantil y otro para adultos, siendo este la reina de las instalaciones. Con un punto medio que cubre hasta el metro veinte, uno de los extremos supera los dos metros de profundidad por lo que es ideal para zambullirse y tirarse desde el borde. Lo que no tiene es trampolín. Existen varios vestuarios unisex así como baños diferenciados y en buenas condiciones.

Y después de la piscina, ¿qué?
Estar en Villamanín y no acercarse a disfrutar de la rica y variada gastronomía leonesa es casi pecado. Así, restaurantes tan conocidos como Casa Ezequiel son un emblema para los asturianos y asturianas que pasaban el puerto dirección sur. Además, y no tan conocido, en Busdongo podemos disfrutar del bar más antiguo de León: Casa Maragato. Una fonda de las de antes donde el precio de los productos va al peso y donde la calidad del producto, si bien no tiene florituras, está totalmente garantizada.
Como veis, visitar este enclave de la montaña leonesa puede ser una opción ideal para un plan low-cost en familia o amigos donde por tan sólo 2€ persona podemos disfrutar de ocho horas de buen tiempo, calor y buena compañía.
Y tú, ¿solías subir el puerto Pajares para disfrutar del buen tiempo leonés? ¿Conoces otras piscinas de la montaña leonesa que sean recomendables? Cuéntanoslo en el apartado Comentarios que verás más abajo.
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