La Chabola, parada a los pies de Leitariegos

Rincones secretos que nos transportan al pasado. Cruzar el umbral del restaurante La Chabola es volver al pasado, a las fondas de antes donde la buena comida estaba asegurada y donde el llar se convertía en un lugar de convivencia y tertulia. ¿Quieres conocer esta joya escondida de la Comarca del Narcea? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos…¡ya!

Entre las nieblas características de la zona, de camino al alto del puerto de Leitariegos, nos encontramos con una antigua fonda llamada La Chabola. La apariencia por fuera es la de los bares de antaño, con el cartel característico de lo que fue uno de los mejores refrescos o cervezas de la época y donde, la aparente humildad de la casona no debe disuadirnos a entrar, ya que el auténtico yantar asturiano se encontrará en su museístico interior.

Un museo vivo

Tras pasar el umbral, la bienvenida nos la da una curiosa colección de orujos y licores de sabores que van más allá de lo que podemos imaginar. A los habituales de mora, café, naranja o frambuesa, podemos encontrar mezclas que ni a un alquimista se le ocurrirían. Desconozco si todos se encuentran en buenas condiciones pero, al menos, la apariencia de la pared se hace vistosa.

No debemos dejar de observar todo a nuestro alrededor: el acceso a la vivienda a mano izquierda, con un vestíbulo muy característico, o los techos bajos de madera de calidad que han resistido el paso del tiempo, y los duros inviernos de esta zona. En las paredes, fotografías con la marca de agua de la Caja de Ahorros de Asturias dan buen ejemplo de cómo parece que el tiempo se ha detenido y donde la nostalgia de los bares de ayer se respira en el aire. Un auténtico museo vivo.

Un llar de antaño

Y es que, una vez accedemos a la sala del restaurante, la añoranza regresa a nosotros al ver numerosos artilugios de labranza, cestos de mimbre y multitud de objetos que parecen olvidados pero que en La Chabola se han recuperado y se han dispuesto a modo de exhibición.

Punto aparte es el antiguo llar, que conserva su aspecto original. Las sillas, algo ajadas por el paso del tiempo, parecen recordar a todos aquellos paisanos y paisanas que se sentaron en ellas, y la lumbre parece querer encenderse como un susurro de las conversaciones que tuvieron lugar hace ya años.

Y encima una comida exquisita

Volviendo a la realidad actual, La Chabola mantiene un estricto protocolo de seguridad COVID, ya que tan sólo dispone de dos mesas en el interior del restaurante, y alguna en la zona del bar, haciendo que su aforo esté sumamente limitado y, a pesar de que el lugar es pequeño, en ningún momento te sientas incómodo.

El pote de berzas, los productos de la matanza y la ternera asturiana son un imprescindible en este restaurante que, si olvidar su pasado, conjuga a la perfección la elegancia y saber de los nuevos tiempos. Aunque la carta sigue siendo a viva voz, la limpieza y cuidado de todo lo que tenemos a nuestro alrededor nos recuerda que, pese a las primeras impresiones, estamos en un lugar que merece la pena.

Sólo os dejaré por aquí las fotografías de la comida que disfrutamos en familia donde, como podéis ver, no se han escatimado en abundancia. Fijaros las enormes raciones que sirven, y todo con una excelente relación calidad-precio. Sabor excelente y sin duda, para salir rodando.

Terminamos con un café de potera, de abuela y unos licores de la casa, naturales, sin aditivos, de los de toda la vida. La cata comienza y continuará con tertulias de ayer y hoy.

Terraza con múltiples posibilidades

Otro de los puntos fuertes del restaurante La Chabola es su magnífica terraza que, durante los largos días veraniegos, es perfecta para comenzar la noche o hacer una sobremesa. Sus vistas, a todo el valle del Narcea y sus frondosos bosques hacen que sirva como remanso de paz. Sin duda, debemos volver para disfrutar de este lugar al cien por cien.

Además, dada la cercanía de la estación de esquí Leitariegos – Valle de Laciana, creo que La Chabola puede ser la parada perfecta para disfrutar de unas horas de après-ski, con una caña o una buena tapa con los productos, de máxima calidad, de la zona.

Seguro que pronto te animas a conocer La Chabola y, de ser así, te animo a que me lo indiques en el apartado Comentarios que encontrarás debajo. Si estás por la zona de escapada de fin de semana no te olvides visitar el Monasterio de Corias, emblema del valle y, si quieres saber cómo es dormir en el Parador, te invito a que conozcas mi experiencia.

Recuerda que debemos apoyar al comercio local y, en particular, nuestra hostelería. Asimismo, es responsabilidad de cada uno mantener las estrictas medidas de seguridad: gel hidroalcohólico, mascarilla y distancia social. Entre todos, conseguiremos que viajar vuelva a ser un placer. Viaja con responsabilidad.

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