Mochila de Cromo

Cabo Busto, entre maizales y dulces

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Uno de los rincones imprescindibles durante tu visita al Occidente asturiano es la zona de Cabo Busto, en el concejo de Valdés. Sus vistas privilegiadas, el propio pueblo de Busto y una de las mejores pastelerías de España te esperan en este paraje aún poco conocido. ¿Quieres saber más? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

A veces parece que Asturias se reduce a Lagos de Covadonga, sus principales ciudades, Cangas de Onís, sidra y queso Cabrales. Por suerte, existen rincones igual de bonitos no demasiado conocidos, por lo que es nuestra labor como travel bloggers asturianos mostráosla (y yo, personalmente, encantado).

Pues bien, dentro de las diferentes joyas que guarda el Occidente asturiano, al margen de la costa de Cudillero, entre otras, nos encontramos con Busto y el cabo del mismo nombre.

Ubicado en el concejo de Valdés, muy cerca de Luarca (la conocida como villa blanca, y localidad natal del Premio Nobel, Severo Ochoa), Busto se muestra al visitante como un rincón de ensueño, con casitas de piedra, blancas y tejados de pizarra. Para acceder al pueblo, solo necesitáis tomar la autovía A-8 y salir en la desviación de Busto. Desde ahí, en poco más de cinco minutos, llegaréis al pueblecito tras pasar por grandes extensiones de maizales (ha quedado pendiente volver para disfrutar de la fotografía entre ellos).

Con una pastelería de diseño en pleno pueblo

Si ya de por sí el pueblo de Busto merece la pena, un aliciente indudable es su pastelería. A manos de Jonathan García, experto pastelero que ha convertido su centro de creación culinaria en un referente en el norte de España.

Es una parada imprescindible. Junto a la casa de colores llamativos encontramos un pequeño aparcamiento donde dejar nuestro vehículo. A día de hoy la venta online no está disponible, aunque el equipo trabaja para que pronto sus productos puedan llegar a toda Asturias y el resto de España. Si vivís en Oviedo, en cambio, podéis encontrar sus creaciones en DonFoodie store, en el centro de la capital asturiana.

Entre los productos que ofrecen podemos encontrar desde los productos más tradicionales, como los pasteles de chocolate, tiramisú o la tarta de queso, así como creaciones más vanguardistas de limón, frutos del bosque o una esfera que combina a la perfección los quesos asturianos con mermelada de manzana. ¡Vaya delicia!

Se venden por medias docenas o docenas completas, con precios populares y no muy diferentes a los que podemos encontrar en otras pastelerías más convencionales. Tened en cuenta que hablamos de productos de máxima, creaciones de alta cocina y que combinan los matices del dulce, frutas o chocolate de forma equilibrada y exquisita.

Acantilados de película y vistas vertiginosas

Después de tomarnos un postre, nos toca bajarlo. Nada mejor que pasear entre los maizales y dirigirnos hacia el área recreativa que se ubica a poco menos de un kilómetro, dirección al faro. Existe una ruta completa, circular de unos siete kilómetros que comienza y acaba en Busto y que sirve de excusa perfecta para impresionarnos con los acantilados del occidente asturiano.

En el área recreativa también encontraremos un amplio aparcamiento donde dejar nuestro vehículo o caravana. Después, con vistas a la playa de La Cueva, nos encontramos con tres o cuatro mesas tipo merendero, así como una zona donde sentarnos a contemplar la majestuosidad del Cantábrico.

Precaución en esta zona, más si vas con niños pequeños o personas con movilidad reducida, ya que la zona no cuenta con protección vallada. Además, desde aquí puedes continuar hasta el propio faro de Busto que, con su torre, ilumina las frías noches en alta mar.

Y regresamos al pueblo, con encanto

Como decimos, el propio pueblo de Busto, que da nombre al faro y al cabo, bien merece una visita. Desde sus antiguas escuelas hasta la capilla de San Bartolomé, todo parece sacado de un escenario de cine. Los amantes de la fotografía encontrarán imágenes de postal rodeados de maizales y donde las verdes praderas, dedicadas a la ganadería, conviven con los pinos marítimos, castaños y eucaliptos.

Interesante la información que podemos conocer a lo largo de la ruta del Cabo Busto, donde se nos habla de los primeros pobladores de Asturias, dados los hallazgos de restos del Paleolítico, encontrados por la zona.

Sin duda, un plan perfecto para toda la familia, donde los peques disfrutarán de unos ricos dulces y vistas impresionantes a las playas de La Cueva (donde desemboca el río Esva), El Molino o Chao. Además, la ruta es sumamente sencilla y en el pueblo apenas hay tráfico (quitando la carretera que lleva a la pastelería, pero donde se puede circular sin problema siempre que sea con precaución). Existen varios restaurantes por la zona así como alojamientos de todo tipo pero que nosotros no hemos probado, por lo que no podemos deciros.

¿Conocías esta prestigiosa pastelería en este entorno envidiable? ¿Quieres que hablemos de algún rincón del Occidente asturiano? Recuerda que nos leemos en el apartado Comentarios que encontrarás más abajo.

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