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Ruta del Chorrón, el desfiladero desconocido en Piloña | Mochila de Cromo

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A veces, y sólo a veces, parece que ya hemos recorrido todo Asturias. Si bien es cierto que todos hemos oído hablar o hemos visitado los Lagos de Covadonga, Cangas de Onís, la costa de Cudillero y los principales atractivos turísticos, siempre quedan rincones, mágicos e indescriptibles que nos devuelven a la realidad: vivimos en el Paraíso. ¿No me crees? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

La ruta de hoy es una auténtica joya desconocida para propios y visitantes. Comienza en el pueblo de Villamayor, en el concejo de Piloña y es, sin duda, un plan perfecto y sumamente completo para quiénes amamos las montañas. Durante la ruta, puedes encontrar una magnífica poza con una encantadora cascada, un pueblo abandonado, una cueva y un desfiladero con varios bancos situados estratégicamente. ¿No os parece perfecta?

Pero cuidado con el GPS

Lo primero es lo primero.: habrá que llegar hasta el inicio de la ruta. Habíamos leído que esta comenzaba en el área recreativa de Villamayor y, como apenas conocemos este municipio, decidimos fiarnos de las indicaciones del GPS.

Pues bien… acabamos en una pista forestal con algo de dificultad para dar la vuelta. ¡Atención! No pongáis que os dirigís a la ruta del chorrón o algo similar ya que el GPS (Google Maps) os desvía, una vez pasada la iglesia de Villamayor, hacia una carretera algo estrecha monte arriba. Aunque con unas vistas de infarto, llega un punto que el camino se bifurca hacia la derecha y, en la última casa, puedes encontrar un cartel de «No es el camino al Chorrón«; como había un chico fuera sonriéndonos pensé que sería una broma, por lo que ignoré la advertencia y seguimos hacia delante. No había alternativa; aquello era una pista y era imposible que fuera por ahí a pesar de que el GPS marcaba que a 100 metros llegaríamos a nuestro destino.

Tal y como nos dijo un chico que subía en 4×4, todo el mundo llega equivocado por culpa de las indicaciones. Además, justo tras nosotros, apareció una pareja en furgoneta blanca, también perdidos. Un primer comienzo que no impidió que, a pesar de todo, descubriésemos una zona de Piloña preciosa, con casonas palaciegas, vistas a la Sierra del Sueve y un entorno idílico rodeado de castaños y robles.

Ahora ya comenzamos, de verdad

Volviendo a Villamayor, encontrarás unos carteles de madera y pintura amarilla que indican que el área recreativa se encuentra a tan sólo 20 metros del pórtico de la iglesia. Pues bien, si tomamos esa desviación llegaremos a una especie de plazoleta, con un aparcamiento para unos diez coches, aproximadamente. En la zona hay bastante apartamentos rurales y casonas con encanto, por lo que el comienzo ya es, de por sí, bonito.

Aunque si bien es cierto que se puede acceder hasta prácticamente el área recreativa de Villamayor en coche, yo os pediría que no lo hicierais. El camino hasta el área es ancho, de gravilla, totalmente llano y con una serie de puentes de madera que cruzan el serpenteante río. Anotación al margen: no intentéis cruzar los pasos del río: resbala, y mucho.

Un área recreativa muy completa

Llegados al área, nos sorprendimos por la cantidad de familias que disfrutaban de la merienda (o comida tardía) en los múltiples merenderos. Además, cuenta con una fuente (agua no tratada, pero he bebido y aquí estoy escribiendo) así como una zona de juegos infantiles. Singular, sin duda, un pequeño altar dedicado a la Virgen de Covadonga, nuestra Santina.

Una cascada mágica

Y, después de haber recorrido unos dos kilómetros y medio desde el parking, dejando atrás el área, vemos el cartel (muy cuidado) que nos indica el desvío hacia el chorrón. Así llamada la pequeña cascada de unos cinco metros que baja, con buen caudal, para desahogar sus aguas en una poza donde parece que conviven xanas y trasgos. Es, sin duda, un lugar mágico, perfecto para visitar los días de bochorno veraniegos o para admirar la gama cromática de los bosques asturianos durante los meses de otoño. Un placer, sin duda, escuchar el rumor del agua con los sonidos propios del bosque: si los baños de bosque están de moda, el del Chorrón debe ser de los mejores en Asturias para sentirlos.

Desde aquí, puedes retroceder tus pasos para comenzar el ascenso hacia el desfiladero o, bien, subir junto a un pequeñísimo sendero, sin protección, a la vera de la cascada. Si vas con niños te recomiendo lo primero pero, si vas con gente algo más experimentada, te animo a realizar lo segundo. Desde aquí encontrarás el punto de comienzo del sistema de captación de aguas de Villamayor y un lugar perfecto para la fotografía.

Aunque ante tus ojos tengas pozas que invitan al baño, recuerda que en la zona está prohibido el baño (me imagino que por motivos medioambientales dado que esas aguas son utilizadas para uso doméstico pero, sinceramente, desconozco la razón). Recuerda que el entorno lo cuidamos entre tod@s.

Sobrevolar el desfiladero…

La ruta comienza con una importante subida donde, gracias a algunos peldaños en forma de escalera, se hace pelín más llevadera. Tras pasar una portilla hecha con un somier (recuerda que debe ser cerrada para evitar que se escape el ganado), bordeamos las rocas calizas hasta alcanzar un pequeño risco donde nos encontraremos una auténtica sorpresa… ¡un banco!

Y no será el único ya que, metros adelante, toparemos con un segundo banco, en plena ruta y con vistas panorámicas a todo el desfiladero. Piensa que, a diferencia de otras rutas en desfiladeros como el de Los Arrudos, esta ruta va por la zona alta del mismo por lo que las vistas son privilegiadas. Esto, por otro lado, conlleva extremar las precauciones ya que, aunque el camino es relativamente ancho y no entraña peligros, tiene zonas sin protección que, quizás los días lluviosos, puedan ser peligrosos.

…hasta el pueblo abandonado

Tras girar hacia la derecha, dejando a mano izquierda el acantilado del desfiladero, nos encarrilamos hacia una zona boscosa con predominio de hayas, algún castaño y robles. El camino, que antes era de piedra, se vuelve más empinado y embarrado, aunque no pierde ningún tipo de encanto.

Después de una breve subida, y tras pasar bajo un árbol caído, llegamos a un pueblo totalmente abandonado. Si bien en ruinas, nuestra mente parece querer recordar la vida en este paraje totalmente desconocido de la montaña asturiana.

Si con esto no os han entrado ganas de hacer la ruta, añadimos una cueva junto al pueblo, lo que le da un aire melancólico a la zona y que sirve como refugio, a día de hoy, para el ganado. Si sois aficionados a la espeleología, os animamos a descubrir la cueva ya que tiene varios orificios en lo que parecen galerías.

La verdad es que nos ha sorprendido que, en toda la ruta, no hayamos encontrado a nadie. Si bien es cierto que en la poza y la cascada sí había familias, respetando las normas de seguridad, en la propia ruta nuestras únicas compañeras fueron un par de vacas que decidieron acercarse a saludar. Recuerdo, por favor, que es responsabilidad de todos mantener las normas de distanciamiento social, el uso de mascarilla obligatorio y cuidar el entorno para que estas joyas se mantengan intactas.

Como veis, podéis encontrar una ruta para gente con una experiencia mínima y conocimientos básicos de montaña. No es una ruta ideal para niños ni tampoco para quien busque llanear pero, sin duda, es un aperitivo perfecto para conocer la auténtica montaña asturiana, esa que guarda joyas como la ruta del Chorrón. El silencio, la naturaleza en estado puro y los bosques mágicos están asegurados.

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