Mochila de Cromo

Cervecera 12-70: la cerveza minera

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Negro del carbón, rojo de la sangre derramada por los mineros y dorado por el color de la cerveza. Fría, muy fría, como el interior de esos túneles donde el negro parece adquirir una nueva tonalidad. ¿Sabías que en el Valle de Laciana, en plena montaña leonesa, se fabrica la Mejor Cerveza de España 2019? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

No me canso de escribir sobre el valle de Laciana; y razones no faltan. Cada día descubres un nuevo rincón, una experiencia que contar o un paraje que me gustaría compartir con todos vosotros.

En esta ocasión, quiero hablaros de mi experiencia en la visita que organizan los chicos de la Cervecera 12-70, en Villaseca de Laciana, un pequeño pueblo encajado en los frondosos y verdes montes leoneses, donde las hayas y robles esconden bajo sus raíces la esencia de toda esta comarca: abundantes vetas de carbón de máxima calidad.

Pero, ¿qué es 12-70?

12-70 nace en el valle minero de Laciana, junto a una bocamina que, no hace tanto tiempo, rebosaba vida. Una vida donde el negro del carbón se unía al frío y la humedad del propio tajo y donde, en sus vestuarios, hoy en día se fabrica esta cerveza artesana. Después de 25 años cerrada, los chicos de 12-70 compran la mina por completo, sin tener muy claro qué hacer con ella pero con la idea clara y firme que, fuera lo que fuera, sería algo que honrara la memoria de todos aquellos mineros que trabajaron, sin importar las condiciones, en los oscuros pasadizos.

Llega 2019 y la cerveza 12-70, sin previo aviso, se convierte en la Mejor Cerveza de ese mismo año, por delante de las famosísimas marcas comerciales que todos conocemos. Y razones no les falta: sus dos variedades más conocidas, rubia y tostada, están creadas de manera artesanal y con un mimo donde, el maestro cervecero y el resto del equipo se esmeran en que, cada vez que abras una 12-70, disfrutes del auténtico sabor minero.

Su nombre, además, tiene un pasado histórico que debemos mencionar. Fue la comarca de Laciana una zona de recreo en época de Alfonso X El Sabio, donde la nobleza y burguesía se desplazaban a las frescas montañas leonesas para disfrutar de los agradables veranos. ¡No sabían nada! Pues bien, fue precisamente en 1270 cuando el rey otorgó la Carta Puebla a los vecinos de Laciana, convirtiéndoles en ciudadanos libres y despojándoles de las obligaciones habituales como la prohibición de libre circulación o el diezmo de sus cosechas.

Y disponen de visitas guiadas

El propio equipo de 12-70 se encarga de las visitas. Nosotros fuimos recomendados por Magaly, guía que colabora en el proyecto y que ofrece otras visitas por el valle.

La visita dura aproximadamente una hora, e incluye desde la propia explicación y muestra de las instalaciones, hasta una cata y, por supuesto, la bajada a la mina… pero os hablaré más tarde de ello.

La visita, en sí, comienza con una breve explicación sobre el proyecto, el por qué de la marca, el por qué del nombre y el por qué quedarse en la comarca de Laciana y no desplazarse a zonas con mejores comunicaciones. Y, en resumen, todo llega al mismo nexo de unión: devolver a esta comarca todo lo que ella les ha ofrecido anteriormente. Dice su lema que las leyendas nunca mueren, y así parece indicarlo las placas doradas que nos encontramos justo en la entrada. La historia, el recuerdo, de todos aquellos mineros que fallecieron en las entrañas de la tierra y que los chicos de 12-70 quieren que sea lo primero que veamos. Un precioso gesto.

Una cerveza artesana creada de manera industrial

Aunque la producción es a escala industrial, la cerveza 12-70 sigue conservando la esencia de las cervezas artesanas. Una de sus claves es algo tan sencillo como el uso de productos de máxima calidad, así como sistemas de refrigeración respetuosos con el medio ambiente. Me ha llamado mucho la atención la forma en la que transportan los barriles: seguro que muchas veces habéis visto los míticos barriles metálicos. Pues bien, en 12-70 utilizan unos barriles de plástico duro donde las propiedades de la cerveza no se pierden por oxidación, conservando el característico sabor desde que nace en la fábrica hasta que llega al bar. Luego, estos bidones son totalmente reciclables.

Una sinergia con el entorno

Y es que de nuevo, durante la visita, se nos destaca el alto valor de pertenencia que tiene la cerveza con su entorno. A la rehabilitación de espacios, impulso económico a la zona y medidas respestuosas con el medio ambiente a la hora de producir la cerveza, se une también la sinergia que se une entre los ganaderos y los chicos de la 12-70. Así, de los residuos aprovechables y orgánicos que se desprenden del proceso de producción, alrededor de 900 y 1600 kilos, son regalados a los agricultores y ganaderos de la comarca, aportando un plus a la convivencia en los espacios y defendiendo, de una forma u otra, la otra esencia de este valle: el sector ganadero.

¡Y a probar la cerveza!

La verdad es que la propia visita nos pareció muy dinámica y fluida. Quizás haya influido (ejem ejem) que durante la misma puedes disfrutar de una 12-70 en la mano. Después de comentar el proyecto, y antes de conocer las instalaciones y el proceso de producción, te ofrecen una cerveza rubia. Estaba buenísima, y con el calor que hacía, entró de miedo. Además, como la visita es muy amena y didáctica (también perfecta para los peques) se te hace corta. Por supuesto, si quieres repetir, sólo tienes que pedirlo.

Descendemos a una auténtica mina

Aunque yo no te recomiendo pedir otra, no vaya a ser que caigas escaleras abajo por la mina. Sí, sí, has leído bien, una auténtica mina que, si bien ya no está en uso, se convierte en la estrella de la visita (con permiso de la propia cerveza).

Jamás había entrado en una real, y no os negaré que minutos antes estaba realmente nervioso. Había leído mucho sobre ellas, y también de las duras condiciones de trabajo ahí abajo. Pero allá íbamos, con paso firme y dispuestos a abrir bien los ojos.

Nada más abrir la puerta, una ola de frío y humedad sacude nuestras caras. Abajo, oscuridad, y el sonido del agua descendiendo por el pasillo totalmente a ciegas. Detrás de nosotros, la luz de la salida. Descendemos. Paso a paso, con mucha precaución, algunas frías gotas juegan a colarse por nuestro cuello, las luces de nuestras linternas apuntan en todas direcciones, como si quisieran ellas ser las primeras en ver qué hay detrás. Y hacemos una primera parada.

Nuestro guía nos comenta la realidad de la mina y el por qué de que haya tantísima agua: justo encima de nuestras cabezas tenemos la Laguna del Castro, de origen glaciar. Normal que a mi derecha tenga un auténtico chorro de agua fresca que salpica todo lo que pilla.

Después de esta breve pausa, continuamos el descenso. La entrada va quedando cada vez más lejana, el sonido ensorcedecor del agua impide, casi, poder escuchar nuestras propias pisadas y, de pronto, nos volvemos a parar. Es momento de ver cómo la mina no es en realidad una sucesión de placas de hormigón, como habíamos visto más arriba, sino que aquí se pueden distinguir perfectamente las vetas de diferentes minerales. Fugaces marrones, con brillos dorados, grises opacos y tímidos azules parecen saludarnos. Sin palabras, no sé como explicaros la sensación de estar ahí.

Y un poquito más abajo, recorridos apenas setenta metros, hacemos una última parada antes de ascender, donde vemos una auténtica veta de carbón de casi un metro. La explotación está compuesta por 34 kilómetros de galerías y nos permite volar la imaginación sobre el mundo que hay ahí, detrás de la máxima oscuridad. De vuelta, hacia arriba, me paro un poco a apreciar con más calma todo y pienso en que, muchas veces, se prejuzga a un colectivo cuando, en realidad, la vida aquí abajo no era nada sencilla. Había que trabajar, a cualquier edad, en condiciones que a veces no eran las mejores, hiciera frío, calor, te mojaras o, incluso, habiendo fallecido un colega el día anterior. Nuestra 12-70 va por todos vosotros.

Apoya el comercio local

Al finalizar la visita, puedes también pasar por el pequeño estante donde se ofrecen diferentes packs de cerveza. Desde coquetas cajas de tres unidades, perfectas para regalar, hasta packs para esas cenas en casa. Nosotros, de hecho, nos llevamos una caja de doce unidades, combinadas, para disfrutar de la montaña leonesa y el valle de Laciana desde casa.

¿Y cuáles son los planes de futuro?

El proyecto de la Cervecera 12-70 es a 20 años. En poco más de un año fijaros todo lo que han montado y lo atractivo del mismo. Pero, los chicos de 12-70 son sumamente ambiciosos. En la explanada de acceso a la mina está prevista la construcción de un hotel de cuatro estrellas, totalmente tematizado, con artilugios originales de la propia mina así como un grifo de cerveza en la propia habitación. A la oferta hotelera se le sumará, muy pronto, un restaurante con los mejores productos del valle de Laciana y lo que, para mí, es sin duda la joya del proyecto: un spa dedicado al mundo de la cerveza, con tratamientos relacionados con la misma, y haciendo uso de las aguas del entorno, de suma calidad. ¡No puedo esperar a pedir cita!

Por otro lado, la recuperación de la mina que hemos visitado sigue su curso. La cerveza, que hasta ahora se sirve al inicio de la visita, será degustada en la propia galería, con los trajes originales de los mineros y los cascos con sus icónicas luces, doscientos metros hacia el interior de la montaña. Tienen previsto, además, vivir la experiencia en mayúsculas, con la simulación de un derrumbe en la misma galería y que, a modo de escape room, nos permita salir de nuevo al exterior. ¿No os parece increíble?

No puedo otra cosa que recomendaros, de verdad, que visitéis la fábrica y disfrutéis, además, de una cerveza rica, hecha con productos de calidad y en un entorno inmejorable. Os dejo su web para que podáis concretar las visitas (los sábados, por ejemplo, tienen a las 12 y a las 18). Podéis conocer más en su Facebook e Instagram.

Agradecer a todo el equipo que nos permitiesen establecer esta colaboración. Nos hemos sentido muy bien acogidos, con una visita muy interesante, dinámica y recomendable. Da gusto ver como iniciativas locales permiten poner en valor una zona que, si aún puede ser algo desconocida para muchos, pronto se convertirá en referencia en el norte de España. Y con proyectos como el de los chicos de 12-70 estamos seguros que serán un éxito. Las leyendas nunca mueren… ¡el valle vuelve a estar vivo!

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