Si hablamos de Noruega lo primero que nos viene a la cabeza son fiordos, cascadas, salmón y unas casitas de colores que quizás no sabes muy bien dónde se encuentran. Hablamos del Bryggen, el puerto de la ciudad de Bergen. ¿Quieres conocer su pasado? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!
Compuesto por 62 casitas de característicos colores, el puerto de Bergen, Bryggen, se levanta como una postal de lo que fue el pasado gloriosa de la Liga Hanseática. Si habéis leído mi entrada sobre Lübeck, capital de la Liga, al norte de Alemania y muy cerca de Hamburgo, sabréis de qué os hablo.
Bryggen fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y, desde entonces, es uno de los símbolos del país. Llegar hasta aquí no tiene pérdida, ya vengas en vehículo propio, autobús o tren (recuerda que Oslo y Bergen están conectadas por uno de los trenes panorámicos más bonitos del mundo, incluyendo un trayecto nocturno con el que ahorrar noches de hotel).
En realidad las casas no son originales al 100%
Construida en madera, han sido pasto de las llamas en varias ocasiones, siendo la última en 1955 aunque, la más importante, en 1702 cuando las casas originales fueron reducidas a cenizas y los habitantes de la ciudad decidieron levantar las casas de nuevo siguiendo la estética original. ¡Todo un acierto!

En su interior, las casas de pescadores han dejado sitio a cafeterías, tiendas vintage, de souvenirs… ¡y hasta de Navidad! Quizás mi favorita es Julehuset; no os perdáis sus dos plantas con todo lo que un amante de la Navidad, como yo, puede soñar. Eso sí, cuidado con las escaleras… están algo inclinadas, como podéis ver en la foto.

La razón es que la zona donde se asienta el Bryggen cede unos milímetros cada año y, de ahí, que muchas puertas o ventanas no estén realmente bien ajustadas.
Piérdete entre sus callejuelas
Aunque es cierto que la zona de Bryggen es realmente pequeña y, lo más llamativo, puede estar de cara al puerto, el barrio de los pescadores de Bergen también cuenta con pequeñas callejuelas donde explorar algunos rincones con encanto mientras el ambiente huele a madera húmeda. A modo de callejones, podéis acceder a pequeñas plazoletas donde encontrar hasta una fuente donde los turistas suelen arrojar algunas coronas para atraer la suerte. Todo ese dinero recaudado, en realidad, se dona para el mantenimiento y protección de la zona.

Así, encontraréis un café en medio de una pequeña plazoleta y, también, podréis subir a unos de los corredores de las casas ya que son de libre acceso.
A la entrada del pintoresco muelle os podréis encontrar el museo del Bryggen, que cuenta la historia de la ciudad de una forma didáctica y amena, justo al lado de la entrada al funicular que sube a lo alto del monte Floyen.

Y como recomendación, si hacéis noche en la capital de los fiordos, os animo a que lo visitéis a primera hora de la mañana o a última de la tarde ya que, durante las horas centrales del día se llena de cruceristas, masificando el barrio y siendo imposible apreciar el encanto del lugar.
Os dejo aquí mi reseña sobre el hostel donde nos alojamos, justo al lado del Mercado del Pescado y nuestra reseña sobre el Glacier Tour (lejos de los más masificados hacia Flam) que parte del mismo puerto. ¡No hay pérdida! Si vienes desde Oslo, recuerda que puedes consultar algunas reseñas sobre la capital noruega aquí.
¿Habéis estado en Bergen? ¿Conocíais el pasado de la Liga Hanseática? Os leo siempre en el apartado Comentarios un poco más abajo.
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Un comentario sobre “Bryggen, el puerto noruego más bonito del mundo”