Si buscas un restaurante adecuado para tu cita laboral, en el entorno de la estación de tren de Gijón así como el Palacio de Justicia, te recomiendo que eches un vistazo a la propuesta del restaurante Ébano. ¿Merece la pena? ¿buena relación calidad-precio? ¿deberíamos buscar otras alternativas por la zona? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!
¿Dónde se encuentra?
El conocido Ébano es ya un referente del barrio de Laviada en Gijón, desde hace algún tiempo. Aunque sus comienzos fueron discretos, como una cafetería de barrio en la avenida de Portugal gijonesa, la creación de la estación provisional (llevamos ya una década con ella) en el entorno del puente de Carlos Marx, así como la apertura del hotel Silken Gijón o, ya en los últimos años, la construcción del Palacio de Justicia de la ciudad, han hecho que aquella pequeña cafetería se convierta hoy en un restaurante con un elevado número de clientes dedicados al mundo tanto de la justicia como de los negocios.
No es de extrañar que, en el interior, encontremos zonas diferenciadas así como reservados. Su carta, por otro lado, ofrece una variedad que excede a lo que habitualmente podemos encontrar en un restaurante, con una sección inspirada en los antiguos cafés donde destacan los platos combinados así como sándwiches y hamburguesas.
¿Y qué tal se come?
Debo decir que en realidad yo no he probado la carta más típica de restaurante sino la sección de platos combinados y hamburguesas, en la zona de mesas de cafetería. Dado que era el último día del periplo navideño, con los Reyes ya preparándose para una larga jornada, no quise comer demasiado (había que empezar con los propósitos de año lo antes posible).
Nada más pedir las bebidas, te sirven unos manteles de papel al estilo restaurante de carretera americano, y un aperitivo: patatas fritas caseras tipo bolsa, unas gambas a la gabardina y unos calamares. La verdad es que, esa tapa, en otros sitios, no se encuentra tan fácilmente ( y eso que en Gijón estamos acostumbrados al concepto pincho).

Así, pedí una hamburguesa clásica de ternera. Como podéis ver en la imagen, no es que tuviese un tamaño especialmente grande pero sí buen sabor y calidad. Además, su precio era de 4,95€ y me parece más que razonable para llevar como extras bacon y huevo (aunque este estaba demasiado hecho).
En cambio, no llevaba las típicas patatas fritas como complemento. Tanto para los sándwich como para las hamburguesas, si quieres patatas o ensaladilla rusa debes pedir un complemento de 2€, precio más que alto para una cosa tan sencilla como un plato de patatas que, de nuevo, si bien eran de calidad, me parece un poco excesivo.

¿Puntos fuertes a destacar?
La atención por parte del personal ha sido en todo momento correcta. Nuestro camarero tenía una actitud muy activa y profesional, pero no puedo decir lo mismo de todos. En un restaurante en el que el perfil es hombre-mujer de negocios, deben mantenerse unas formas y no caer en el fácil chascarrillo cuando alguien te da un poquito de coba. Apreciaciones como que “los italianos no saben comer, están amariconaos” dejan un mal sabor de boca cuando lo escuchas por parte de un camarero en la mesa de al lado.
Las raciones son abundantes y, en algunos casos, con una relación calidad-precio excelente (como el caso de mi hamburguesa). Incluso, los postres (como la tarta de fresa) también destacan por su abundancia, sabor y buen precio. En cambio, un menú de domingo a 22€ me parece desorbitado ya que, sin lejos de cuestionar la calidad del mismo, debemos entender que no estamos precisamente en el centro y que, con este tipo de precios, es difícil captar público potencial del barrio.
Como último dato a destacar, aunque no sea positivo, debo hablaros sobre el tiempo entre pedir la comanda y que te sirvan la comida. Es cierto que el recurso del aperitivo limita la sensación de vacío y espera entre que se ordena y sale la comida de cocina pero, de todas formas, me parece que son tiempos de espera algo elevados. La excusa de que es domingo y hay mucha gente no me parece válida al contar con bastante personal.

No me queda claro si lo recomiendas o no…
Bueno, podría decirse que sí y no, a la vez; os recomiendo que vayáis y así tendréis vuestra propia opinión. La verdad es que es un sitio correcto para una comida de empresa o un almuerzo rápida tras una reunión de trabajo. En cambio, me parece que su concepto se basa en el quiero y no puedo: tienen bastante personal pero su perfil no se ajusta (en algunos casos) a las características del cliente. Cuentan con espacios delimitados pero, cuando hay bastante gente, se convierte en la cafetería de barrio, tal y como fue concebida. Y, por último, tiene precios atractivos en algunas cosas, como sándwiches y hamburguesas pero, en otros, como el menú, sobrevaloran el perfil de posible cliente que se acerque a comer en, recordemos, un barrio alrededor del centro de Gijón.
¿Habéis estado en este restaurante? ¿Conocías Gijón? Recuerda que siempre os leo en el apartado Comentarios que encontrarás un poco más abajo. Si quieres conocer mi opinión acerca del turismo en la era post-COVID, haz click aquí.
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