Ahora que poco a poco vamos recuperando la normalidad, es buen momento para ser turistas en nuestra propia ciudad o provincia. Por eso, muchos gijoneses (entre los que me incluía) no conocíamos uno de los equipamientos turísticos más importantes de la ciudad de Gijón: su Acuario. ¿Quieres recorrer este espacio conmigo? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!
Ubicado en los terrenos de la antigua naval gijonesa, el Acuario se abre en plena explanada de la playa de Poniente como un espacio de divulgación y conocimiento del medio marino, donde el cuidado del mismo ha de ser una máxima y donde, de una forma amena y divertida, aprenderemos mucho más sobre nuestros mares y océanos.
Además, es un plan perfecto para toda la familia, así como parejas o grupos de amigos que se encuentren de escapada en la ciudad. ¡No os arrepentiréis!
Comenzamos la visita…
Sin duda, impresiona la primera sala que nos recibe: la sala del río cantábrico. A modo de recorrido cauce arriba, iremos ascendiendo en un enorme pabellón donde la fauna propia de nuestros ríos destaca entre rocas y el rumor del río. Hace tiempo había dos nutrias, que eran sin duda una de las mayores atracciones del acuario, pero en estos momentos no se encuentran en esta zona.

Una vez hemos llegado a lo alto del pabellón, tras investigar todos los rincones, entramos en la sala más divertida: la del mar Cantábrico. Aquí, además de conocer la fauna más característica de nuestro mar, podemos conocer algunas especies que habitan en nuestros acantilados y rocas, como moluscos y algunos crustáceos. ¡No tengáis miedo! Desde hace un tiempo, ya no es posible tocar a los animales dadas las nuevas circunstancias sobre bienestar animal. ¡Bien hecho!

¿Y a qué océano pertenece el mar Cantábrico? ¡Al Atlántico! Esta es la próxima sala donde, a través de enormes vidrieras y con un ambiente tenue, podremos descubrir los secretos mejor guardados de este enorme océano. Aquí encontraréis uno de los tanques más bonitos que he visto: el de las medusas. La verdad es que su danza, tranquila, con los cambios de colores, llega a ser hasta hipnótica.

… y ¿vemos tiburones?
¡Cuidado, tiburón a la vista! Hemos llegado al Gran Tanque. Un espacio enorme, pieza central del acuario, donde podrás ver muy cerca a diferentes especies de tiburones, como el gris o el toro (de tres metros de longitud). No están solos, en este tanque también conviven rayas y tortugas bobas. ¿Alguien ha visto a Nemo?
Aún podremos volver a ver, desde otra perspectiva, el Gran Tanque, pero es turno de visitar los coloridos peces del Mar del Caribe y, por supuesto, otro de los reyes del Acuario: los pingüinos de Mangallanes. Aunque cuando yo fui aún estaban, hoy en día los pingüinos han ido a descansar y “jubilarse” a Alemania mientras que este espacio ha sido asediado por unas voraces pirañas. ¿Soy el único que no ha visto una piraña viva ante sus ojos?

Tomando el ascensor o la escalera mecánica bajamos de nuevo a la primera planta, no sin antes admirar, a través de un túnel panorámico, a nuestros amigos los tiburones. Y es que ya veréis como no podéis dejar de mirarlos.

¡La gran pantalla!
Antes de llegar a la zona de anfiteatro, habremos recorrido medio globo al hacer paradas en el Indopacífico y el Mar Rojo. Esta zona, con asientos y zona adecuadas para niños y personas de movilidad reducida, se abre como una enorme pantalla que, a modo de Gran Hermano, nos permite contemplar el ir y venir de los tiburones y las tortugas. La luz tenue, el silencio, y sus movimientos harán que, cuando te des cuenta, haya pasado más de media hora. Es increíble lo insignificantes que somos los humanos.

Y lo destructivos que podemos llegar a ser
Y es que la última sección del Acuario de Gijón es un recorrido en el puerto, donde podemos ver y descubrir que somos nosotros, y solo nosotros, los que nos estamos cargando a marchas forzadas nuestro ecosistema. En peceras donde esperaríamos encontrar peces de diferentes tamaños y colores, nos encontramos con basura, restos de plástico y desechos.

Me parece que, como cierre, es una forma muy pedagógica, para niños y grandes, hacer ver que si no conservamos y cuidamos nuestros mares algún día, todo lo que hemos visto en las salas anteriores, desaparecerá.
El faro del puerto nos guía hacia la salida. Pero nuestra aventura no acaba aquí: el Acuario ofrece, en la segunda planta, una terraza panorámica a toda la playa de Poniente y el barrio de Cimadevilla, donde tomar un refresco o disfrutar de las propuestas gastronómicas de la chef Lara Roguez, en su restaurante Kraken. Mención aparte su brunch, que aún no hemos podido disfrutar, pero del que hemos leído y oído magníficas críticas.

Es un plan para toda la familia
¡Sin duda! La oferta interesante del Acuario se combina, además, con diferentes actividades a lo largo del año y con especial hincapié en la época en la que nos encontremos, como Navidad o verano. Así, es posible acampar frente al Gran Tanque o celebrar una cena romántica junto a los tiburones. Planes, sin duda, la mar de interesantes.
Si queréis obtener más información acerca de sus horarios, precios y actividades, os dejo aquí el link a la página web oficial del Acuario.
Y, si una vez que hayas terminado la visita, quieres ir a visitar un auténtico faro y completar tu visita al mar Cantábrico, te invito a que te acerques a conocer el Cabo de Peñas o los Bufones de Pría, en Llanes. ¡Merece la pena!
¿Conocías el Acuario de Gijón? ¿Eres gijonés como yo y aún no lo habías visitado? ¿En tu ciudad también tenéis un acuario? Házmelo saber a través del apartado Comentarios que encontrarás debajo. Dadas las circunstancias actuales, te animo a echar un vistazo a mi artículo sobre el turismo nacional.
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3 comentarios sobre “Acuario de Gijón ¡plan para toda la familia!”