Cuando recorres siempre nos entra una duda, ¿cuánto dinero de mi presupuesto se llevará el tema de las comidas y cenas? ¿es posible cenar en algún restaurante que sea bueno, bonito y barato? ¿e independientemente de la ciudad europea que toque? Pues sí, y os lo explico todo en esta nueva entrada. Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!
Ahorrar al máximo
Si sois como yo, una de las ideas clave cuando viajo es ahorrar lo máximo posible en algunas cosas que considero prescindibles. No necesito comer o cenar todos los días en un buen restaurante a la luz de las velas si eso me impide disfrutar de otras actividades como realizar una excursión o visitar un museo concreto que me haga más ilusión. Ese tipo de cosas son las que, en mi opinión, marcan la diferencia de tu viaje.
¿Vas a volver a tener la oportunidad de ver un auténtico glaciar en pleno fiordo noruego? ¿asistir a un concierto en el mismo lugar donde se celebra el concierto de Año Nuevo en Viena? ¿conocer los pueblecitos más icónicos en los alrededores de Ámsterdam? Los extras que puedes realizar en cualquier sitio pueden esperar.
En cambio, debo decirte que, a pesar de invitarte siempre a que pruebes la gastronomía local y pierdas “el miedo” a nuevos sabores y nuevos lugares, existe una solución a lo largo de las principales capitales europeas que te permite cenar o comer a buen precio, de forma abundante (para lo que entendemos en Asturias como algo abundante) y, por supuesto, en un lugar bonito y agradable. ¿Te lo cuento?

La esencia italiana al mejor precio
Hablo de Vapiano. Estoy seguro que si has visitado ciudades como Hamburgo, Estocolmo, Viena o Ámsterdam habrás descubierto unos enormes restaurantes situados en puntos estratégicos como zonas con boca de metro, puntos de interés turístico o que sean de importancia por alguna razón.
Estos restaurantes, con un enorme cartel en cursiva, pertenecen a una franquicia de restaurantes italianos donde la gracia está en que actúan como una especie de show-cooking en directo y, a la vez, tiene un aspecto similar a los fast-food que todos conocemos.
¿Pero cómo funcionan?
Aunque en un primer momento pueda parecerte caótico, la verdad es que es un sistema rápido, sencillo y ágil que te permite disfrutar de una cena agradable en poco tiempo.
Nada más entrar, en una pequeña recepción te recibe el personal y te dan una tarjeta tipo “puntos de supermercado” donde, a modo de cartera, se te harán los cargos de lo que pidas. Si no conoces bien el funcionamiento, en ese momento te detallan cómo funciona el restaurante.
Tienes para escoger multitud de recetas italianas que van desde los antipasto (entrantes) hasta los famosos platos de pasta (creedme que de cualquier tipo) así como pizzas, ensaladas y, por supuesto, postres.

Dependiendo de lo que desees comer, te sitúas en la fila correspondiente (suele haber más de una fila para un mismo tipo de comida) y esperas a que llegue tu turno al mostrador-cocina.
Desde aquí solo tienes que ordenar tu comida y, en ese momento, el o la cocinero/a delante de ti te hace el plato ¡al momento! Con una facilidad asombrosa, te preparan el condimento y acompañante de tu plato de pasta o risotto y, en pocos minutos, aparece tu plato preparado con detalle y esmero, aunque parezca que no es posible. Debes tener en cuenta, además, que durante este show-cooking te preguntarán si quieres picante, si prefieres ajo o, incluso, albahaca.
Debo reconocer que siempre he ido he pedido platos de pasta (el de pollo está delicioso) así como risotto con setas (mi favorito, sin duda) por lo que desconozco si las pizzas están buenas o no (aunque la pinta es tremenda).

Si me preguntáis por los postres si que os puedo hablar un poco más ya que, durante nuestra escapada a Berlín vimos que junto al check-point Charlie había un Vapiano y, en él, decidimos darnos un homenaje con plato de pasta y postre (quizás el tema de la comida alemana, en Berlín, era un poquito básica) así que recuerdo pedir una panacota con fresas… Mmmm, delicioso. El precio de los postres es elevado, es cierto, pero bueno… quizás después de un día entero pateando la ciudad te apetezca darte un homenaje.
¿Y cómo los conociste?
Por pura casualidad. Recuerdo que la primera vez que cené en uno fue en Berlín y que estábamos muy perdidos buscando un sitio para cenar a una hora más o menos tarde (teníamos el horario español aún) y, casi a la desesperada, encontramos junto al Sony Center berlinés este establecimiento, de dos plantas y que parecía de alta gama. Realmente, tenía mis dudas sobre que fuese de calidad ya que los precios me parecían bastante baratos para ser “Europa” (hablo de un plato de pasta por 10€ y risotto por unos 12€, sin incluir bebida) pero, sorprendentemente, superó mis expectativas.
Desde entonces, Vapiano ha resultado ser una opción económica, conocida y sana para disfrutar en nuestros viajes: desde el de Ámsterdam, en la zona nueva del puerto o algo más alejado de la zona de los canales y el Barrio Rojo, hasta el socorrido que encontrarás en el centro de Viena y que nos salvó, literalmente, la noche, hasta los numerosos Vapiano que puedes encontrarte en Alemania.
Entonces, ¿lo recomiendas?
¡Sin duda! Es una buena alternativa si no quieres que el tema comidas te lleve una buena parte de tu presupuesto y, si por otro lado, no quieres que tus comidas o cenas (sobre todo cenas, es donde más hincapié hago) sean en restaurantes de fast-food tipo KFC, McDonald’s y compañía. Están bien para sacarte de un apuro pero cuando estás varios días de viaje, moviéndote, algo cansado y sin tener tu rutina, te apetece comer algo parecido a lo que podrías hacerte en casa… y si es barato, pues mejor que mejor, ¿no?

Un comentario sobre “VAPIANO, cómo cenar barato en cualquier capital europea | OPINIÓN”