Desgranamos, paso a paso, nuestro viaje por los Alpes Austríacos. En esta ocasión, hablamos de nuestro alojamiento en el pueblo más conocido de toda Austria: Hallstatt. ¿Quieres conocer cuánto nos ha costado? ¿Es una buena idea hacer noche aquí? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!
¿Hallstatt?
Sí, uno de los pueblecitos más reconocidos de toda Europa y que tiene hasta su propia réplica en China. Os he comentado hace unos días cómo llegar desde Múnich hasta aquí sin dejarse un riñón, y hoy os quiero contar mi experiencia en el alojamiento que conseguí en pleno Hallstatt.
He de decir que, si viajas en un época de alta ocupación como puede ser el verano o las Navidades es probable que las habitaciones libres escaseen por lo que puedes alojarte en pueblos cercanos como Bad Ischl o Bad Goisern. Esta opción, en todo caso, solo la recomiendo si disponéis de vuestro propio vehículo (alquilado por ejemplo) ya que, si tu intención es disfrutar al máximo de Hallstatt, debes comprender que a partir de cierta hora (18 más o menos) no existe transporte público en forma de tren entre el valle, y los precios tampoco son baratos.
Pero, ¿este hotel está en Hallstatt?
Sí, solo que se encuentra a unos ocho minutos caminando del embarcadero principal, justo en frente de la estación del funicular que sube hasta las minas de sal. Una vez llegas en el transbordador, solo tienes que dirigirte hacia la izquierda, recorriendo la fotografiada Plaza del Mercado así como el paseo junto al lago donde se agolpan las tiendas de souvenirs, cafeterías y grupos de turistas intentando conseguir la fotografía perfecta. No te impacientes, te quedas a dormir en esta maravilla así que tendrás fotos exclusivas en unas horas. Una vez pasada la pequeña estación de buses, por llamarlo de alguna forma, solo te quedan unos 200 metros hasta encontrar este hotel boutique.
Regentado por unos chicos jóvenes, una de las primeras cosas que te llamará la atención es que el check-in sólo está disponible en unas horas determinadas, que van desde las 8 de la mañana hasta las 11, así como desde las 16 a 20. En nuestro caso llegamos a las 15:15 aproximadamente y, como veíamos que literalmente no había nadie, decidimos dejar las maletas en la pequeña recepción junto a otras que allí había. La verdad es que si hubiéramos estado en otro sitio no hubiera confiado en dejar mi equipaje allí, en medio de la recepción, con la posibilidad de que, al igual que nosotros habíamos entrado, otros hubiesen entrado a robar pero… no sé, cosas europeas… al final acabas confiando en todo el mundo.
Aprovechamos para no desperdiciar nada de tiempo en el pueblo y, a la vuelta, ya estaba un chico muy majo en recepción con otra pareja que hacía en ese momento el check-in y estaba, asimismo, pidiendo información sobre los cruceros disponibles por el lago (en invierno no están habilitados desde Hallstatt pero sí desde pueblos cercanos).
Después de realizar el check-in, este chico (una pena no haberle preguntado el nombre) se ofreció amablemente a subirnos el equipaje a la habitación ya que no hay ascensor. Debes entender que en realidad el nombre boutique lo toma al ser una casa típica austríaca, de grandes dimensiones, y que con un concepto parecido al de posada lleva, con una serie de detalles muy cuidados, maximizado un servicio premium.
¿Y la habitación era pequeña?
¡Enorme! Nuestra habitación era la número doce. Nada más entrar, accedes a una pequeña salita acogedora con unas perchas y unos colgadores donde tienes unos albornoces así como zapatillas de un solo uso. Cuenta con un pequeño frigorífico que actúa como minibar aunque está vacío.
Al acceder a la propia habitación te encuentras un espacio diáfano, acogedor en tonos cálidos y que cuenta con una cama enorme. Esta era muy cómoda y con tejidos muy suaves que permiten que, tras un día agotador pateando todo el pueblo y subiendo sus innumerables cuestas, duermas como un lirón. Como detalle, tienes servicio de calentador de agua para hacerte un té, infusión o café soluble. También tienes, en una botella de vidrio, agua filtrada. Existe servicio de habitaciones por lo que, si decides cenar en la propia habitación, puedes hacerlo y sus precios no son tan caros como esperaba, con pizzas que rondan los doce euros de media. Desconozco, en todo caso, la calidad de las mismas.
Las vistas desde la habitación son sobrecogedoras. Si bien es cierto que no era una habitación superior, por lo que no estábamos mirando hacia el lago, puedo asegurar que Hallstatt es bonito mires a donde mires. Como aquí os enseño, amanecer entre la niebla y ver como poco a poco el macizo se deja ver es, sin duda, impagable.
¿Y el baño?
También de grandes dimensiones, un poco de acuerdo a la habitación. La decoración, en todo caso, estaba muy cuidada con todo tipo de detalles que van desde crema corporal hasta espejo de aumento. La ducha era enorme y con gran presión. No cuenta con amenities individuales sino con un dispensador de gel/champú de la misma marca que el hotel de Viena (¿estará de moda esta marca en Austria?).
¿Desayunasteis?
Sí, claro. El desayuno se realiza junto a la recepción, en un pequeño salón común con enorme ventanales con vistas al macizo y al pueblo. De nuevo, la pareja que regenta el establecimiento está volcada en ofrecer un servicio insuperable ya que ofrecen gran cantidad de productos como salchichas, huevos revueltos, sopa típica austríaca y una especie de tortillas vegetales; cuenta también con un apartado de albóndigas sabrosas así como huevos cocidos.
Si preferís algo dulce tenéis desde mini-pasteles así como bizcochos y croissants de mantequilla extra-crujientes. Disponen de gran variedad de mermeladas así como crema de chocolate. Si os apetece algo de embutido tienen diferentes variedades de jamón cocido y salchichón, aunque no esperéis encontrar jamón; y si sois como yo, más de queso, tienen el típico Gouda y Emmental, así como unas variedades típicas de la zona que están como recubiertas de especias. Queso en crema no tienen pero sí unos quesitos con finas hierbas o pimentón que también vi en el hotel de Múnich.
Lo único que me disgustó del desayuno, casi quejándome de vicio, fue el hecho de que para tomar café debes pedírselo a la chica y te lo hace al momento en la cafetera Nespresso. Después de hablar con Jacqueline, la regente, la razón es que así no se molesta al resto de clientes con el ruido de la cafetera así como la atmósfera cálida que se crea. Salvando este detalle, todo estaba perfecto.
Pero dormir en Hallstatt es carísimo…
Sí, no lo voy a negar. Aunque cojas alojamiento con mucha antelación (en mi caso unos 3 meses antes y después de mirar muchas opciones), debes tener en cuenta que es un pueblo muy turístico y, si bien el grueso de turistas se van pasadas las 18, existe mucha demanda para tan pocos alojamientos. Además, añade que Austria es ya de por sí un país caro a pesar de estar entre Alemania (donde puedes encontrar auténticos chollos si buscas bien) y toda la Europa del Este.
En nuestro caso esta noche nos salió por unos 160€ pero, en comparación con los servicios, el trato tan agradable, los detalles tan cuidados y todo el entorno que rodea al hotel hicieron que tuviera una muy buena relación calidad-precio. Y no neguemos que no creo que vuelva nunca más aquí así que… ¡un capricho!
Existen todo tipo de alojamientos en Hallstatt, desde hoteles de alta categoría con precios que sobrepasan los 300 y 400€, así como opciones más económicas como AirBnB o, justo al lado del Fénix Hall, campings (aunque desconozco sus períodos de apertura).
Te alojes donde te alojes, recuerda que en el precio final no está incluida la tasa municipal que es de 2€ por persona y que, como en Venecia y ciudades similares, sirve supuestamente para sufragar parte de los gastos que genera el turismo masivo en estos lares. ¿Quizás deberían pagar esa tasa las hordas de turistas que llegan por unas horas al pueblo y lo saturan? Podéis dejarme vuestra opinión más abajo, en el apartado Comentarios.
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8 comentarios sobre “Fénix Hall Boutique Hotel, Hallstatt (Austria)”