Madrid Suites San Mateo | OPINIÓN

Seguimos desgranando poco a poco los entresijos y consejos de mi viaje por el norte de Europa, con última parada técnica en Madrid. ¿Queréis saber dónde me he alojado en esta ocasión? ¿Habrá merecido la pena o me habrán vuelto a meter en un zulo? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

Pero, no recuerdo, ¿habías tenido mala experiencia?

La última vez que me alojé en Madrid fue en el Woohoo Hostal, un hostal renovado que ocupaba una planta entera de un edificio algo anticuado junto a Gran Vía. Aunque su ubicación era excelente y muy cómoda para patear la ciudad, lo cierto es que la calidad de las habitaciones dejaba bastante que desear. Por esa razón, decidí aventurarme en otro hotel de este tipo pero en una ubicación diferente, teniendo en cuenta que, aunque mi idea no era pasar demasiado tiempo en la habitación, quería que en este caso tuviera baño completo privado (aseo y ducha).

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Detalle de la habitación (foto propia)

Y esta vez, ¿has acertado?

Pues parece que sí. Me alojé durante dos noches en el Madrid Suites San Mateo, ubicado en la calle del mismo nombre, con la parada de Alonso Martínez muy cerca (y buena conexión con el metro tanto hacia estaciones de tren como con el aeropuerto al conectarse vía Nuevos Ministerios).

Reconozco que iba poco convencido, pero las opiniones y el hecho de que tuviese baño propio parecía que me animaba un poco más y me daba cierto pie a confiar que no sería un desastre.

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Pasillo del Madrid Suites San Mateo (foto propia)

Tras un vuelo bastante tormentoso, recorrer de lado a lado la terminal 2 de Barajas y hacer transbordo en Nuevos Ministerios llegamos hasta Madrid Suites San Mateo. El portal es el típico de esta zona de Madrid que, aunque parezca sacado de una serie de televisión, tenía un moderno ascensor acristalado. En la recepción del hostal nos recibió una cálida fragancia a flores frescas que animaba a quedarse.

El chico que nos atendió hice el check-in rápido y nos acompañó hasta la propia habitación. Además, nos aconsejó que si queríamos cenar algo o coger alguna cosa, teníamos un 24 horas justo en frente (nos salvó la cena ya que llevábamos desde las seis de la tarde sin comer nada y eran ya más de las doce).

¿Y qué tal la habitación?

Después de haber dormido en un cuatro estrellas primero, y un tres estrellas después, no puedo decir que fuera espectacular pero, en realidad, cumplía con creces mis expectativas.

La cama era cómoda, algo dura (pero las prefiero así) con dos cojines suaves. Decorada con gusto aunque un poco sencilla, tenía un armario empotrado con suficiente capacidad así como aire acondicionado y una pequeña nevera con Coca-cola y agua ( a un precio de unos dos/tres euros, algo caro).

En la reserva a través de Booking se indicaba que el desayuno estaba incluido y que, si bien no era un desayuno al suyo, consistiría en una cafetera tipo Nespresso con algunos dulces. Aunque escaso, era algo cómodo y se agradecía no tener que salir a primera hora desayunar por ahí. Pues bien, una vez llegamos a la habitación, estaba la cafetera con alguna cápsulas (tres de té y dos de café) pero en ningún momento había una cesta con los bollos que el propio chico de recepción nos había indicado a la llegada. Se lo comentamos y nos dijo que lo sentía pero que justo no quedaban y que no podía reponer; en todo caso, si queríamos algún café más podíamos coger de una especie de salón/almacén que tienen en la entrada. No fue el caso ya que estabamos tan cansados que al día siguiente no nos importaría ir a dar una vuelta y desayunar cualquier cosa. La cosa, que no me parece demasiado bien, es que al día siguiente, tras haber hecho la habitación me fijé si habían puesto algo y no. El agua negra de la cafetera seguía en el mismo sitio (negra porque esa cafetera hace meses que no se limpia) y no había la famosa caja o cesta con bollos. La verdad es que no dije nada más porque, si no tienen, los chavales que están en la recepción tampoco tienen culpa, es cosa del director o directora del hostal. En cambio, sí que quiero dejarlo aquí patente: aunque os ofrezcan el desayuno, en realidad, no está incluido. ¡Ah! Y la cafetera era Dolce Gusto.

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Nevera en la habitación (foto propia)

¿Decías que había baño?

Sí. Aunque algo pequeño, tipo los de los hoteles Ibis, tenía todo lo necesario para que la estancia fuese agradable. Cuenta con una ducha de dos grifos con presión y agua caliente así como diferentes amenities que, incluso, exceden a los propios de un hotel de dos estrellas como, por ejemplo, toallitas desmaquillantes o acondicionador de pelo. El baño, como os digo, estaba limpio y si bien no era grande, se agradece contar con baño propio en la habitación, mas teniendo en cuenta el precio.

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Detalle del baño (foto propia)

¿Conocías este alojamiento en el centro de Madrid? ¿Podrías recomendar otros? Recuerda que nos leemos en el apartado Comentarios aquí abajo.

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