Tabayón del Mongallu, Asturias | LUGARES CON ENCANTO

No es la primera vez que os hablo de los espectaculares parajes que guarda el Parque Natural de Redes, en Asturias, limítrofe con la vecina León. Pues bien, aunque no lo creáis, aún me quedaban algunos escondites que os quiero mostrar. ¿Os apetece conocer una ruta para toda la familia, fácil y sencilla? ¿y si encima os digo que acaba en una cascada espectacular? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

Pero, ¿qué es el Tabayón?

Se conoce tabayón como cascada en bable y esta recibe su nombre por la riega del mismo nombre. De origen glaciar, la cascada no deja de ser el propio corte de un circo cuya altura supera los sesenta metros. Además, fue declarado Monumento Natural en el año 2003 y, desde entonces, se ha convertido en un reclamo para los vecinos de Tarna y, en general, del Parque de Redes.

Si bien es cierto que la ruta no está tan masificada como otras del entorno como, por ejemplo, la ruta del Alba, es cierto que los asiduos al senderismo y montañismo en Asturias conocen la existencia de este paraje.

¿Y por dónde empezamos?

Lo más recomendable, pero no la única opción disponible, es dejar el coche en Tarna, última población antes de encarar el puerto del mismo nombre y desembocar en la provincia de León. En la plaza principal encontraréis un amplio aparcamiento alrededor de la iglesia aunque es cierto que siempre se puede dejar subido en la acera, siempre y cuando no interrumpa alguna salida de vehículos o sea la propia puerta de acceso a un domicilio. Debemos tener en cuenta que nosotros somos los visitantes y no tenemos porque molestar o perjudicar el día a día de los habitantes de este histórico pueblo. Respetemos el entorno de todas las formas posibles.

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Tarna nos da la bienvenida (foto propia)

Desde aquí solo nos queda dirigirnos hacia la salida del pueblo, dirección al pequeñísimo río Nalón (¿quién lo dirías, verdad?), donde encontraremos varios carteles explicativos sobre el entorno así como información técnica sobre la ruta P.R.AS-60, que es la que realizaremos.

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La duración de toda la ruta es de unas 5 horas, aunque siempre de forma relativa, y la distancia en total es de 11,5 kilómetros. Podéis ver en la imagen que la ruta es circular pero, actualmente, un desprendimiento de tierra hace que no sea posible el paso una vez llegas a la zona de la cascada y decides volver por el camino alternativo. He realizado esta ruta varias veces y siempre de forma circular por lo que espero que pronto la Mancomunidad, en colaboración con las Administraciones necesarias, habiliten el sendero en la mejor de las garantías y condiciones.

¿Pero es complicada? ¿Mucho desnivel?

Para nada, es una ruta que se puede hacer perfectamente con los más peques de la cosa o, por otro lado, para gente que no esté demasiado acostumbrada a la montaña pero quiere sentir la naturaleza en toda su plenitud a través de un agradable paseo entre bosques de hayas y acebos.

Y es que, si bien el recorrido comienza entre fincas y alguna ganadería, poco a poco se coge altura para pasar los primeros arroyos que vienen cargados de agua y salvar, en pocos metros, los primeros desniveles que nos permiten adentrarnos por completo en el hayedo. Por esta razón, es una ruta perfecta en cualquier época del año ya que, mientras que en verano el hayedo nos protege con su humedad del calor exterior, en otoño se convierte en un auténtico lienzo de mil colores indescriptible que debéis vivir por vosotros mismos; en invierno, en cambio, si se tiene experiencia con las raquetas y hay nieve, es una senda fácil y en contacto pleno con el entorno.

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Al poco de comenzar, y como alternativa para completar el día de ruta, podéis subir hasta el Llanu del Toro, una zona a una hora aproximadamente en constante ascenso y que termina en una pequeña planicie donde encontraréis varios robles centenarios. En esta ocasión no he subido pero en otras sí y os puedo confirmar que merece la pena, siempre que tengáis tiempo y estéis en buena forma física ya que, aunque no es difícil llegar hasta ahí, la ruta completa puede llegar a hacerse algo durilla.

Después de aproximadamente dos o tres kilómetros, a  medio recorrido, y junto a una fuente de escaso caudal, nos encontraremos con una mesa tipo merendero. Perfecto para descansar o tomar un snack mientras contemplamos la exuberancia de la vegetación que nos rodea y, lo más importante (y si no hay demasiada gente), escuchar el silencio. Sí, sí, poder escuchar la nada, solo algún crujido de alguna rama y el pequeño murmullo de la fuente regalándonos su agua fresca.

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Suave ascenso dirección Tarna (foto propia)

Después de haber cogido fuerzas queda la parte más «dura». Lo escribo entre comillas porque en realidad es que simplemente el sendero se estrecha y hay algún impedimento en el camino como por ejemplo un enorme árbol caído que no impide el paso, aunque agachándonos, hacia delante.

Y ahí está, la panorámica que estábamos buscando y que hemos visto por redes o algún panfleto de turismo: el tabayón. Aunque esta no es la época que lleva más caudal, se aprecia un hilo de agua que cae desde una altura de 60 metros y que hace que la imagen sea, cuanto menos, bucólica. Justifica el pensamiento popular de las gentes de esta zona y de Asturias en general y es que no necesitamos irnos muy lejos para tener un auténtico espectáculo de la naturaleza.

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Panorámica de la cascada (foto propia)
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Siguiendo el sendero, entre zarzas y algún haya perdida, llegamos a una pequeña mayada donde podemos tomar el bocata y, con las fuerzas recuperadas, encaramar el último tramo del sendero que es un ascenso prolongado con un terreno donde prevalece la gravilla y piedras. Es en esta zona la única en la que hay que extremar en realidad la atención ya que es fácil llevarse un susto si no se va mirando para el suelo (¿quién puede con la maravilla que tenemos delante?).

¡Toca volver!

Como os comenté más arriba, la ruta es circular y baja dirección al arroyo, con una zona densa de bosque y alguna cabaña por el camino mientras se atraviesa todo el hayedo hasta llegar de nuevo a una zona de praderas perteneciente al pueblo de Tarna. Como hay un desprendimiento de tierra debemos seguir las indicaciones a rajatabla por lo que decidimos volver por el camino conocido, parándonos a realizar alguna foto.

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Nada mejor que, una vez de vuelta en Tarna, disfrutar de una caña o un refresco en el bar del pueblo. No dudéis coger fuerzas también con un buen bocata de queso Casín, el queso de la zona y que tiene Denominación de Origen Protegida.

Vamos a pasar un finde, ¿más sitios que me puedas recomendar?

Si buscáis alojamiento no dudéis en echar un vistazo a mi entrada sobre el hotel Posada Casa Zulima así como a su restaurante. Además, como una imagen vale más que mil palabras, podréis haceros una idea de los fantásticos paisajes que os esperan en el documental 100 días de soledad.

Si os quedais con ganas de más ruta, echa un vistazo:

Y vosotros, ¿conocías esta joya del Parque Natural de Redes? ¿Habéis estado en otra época? ¿Algún secreto más que debamos conocer? Os leo siempre en el apartado Comentarios ubicado un poco más abajo.

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