He tardado prácticamente cuatro años (aunque solo llevo poco más de año y medio con este blog) pero por fin me he decidido a contaros mi experiencia en los fiordos noruegos. ¿Pensando en una escapada a Bergen, la capital de los fiordos? ¿Tienes curiosidad por saber cómo son estas formaciones espectaculares? ¿Precios y recomendaciones? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!
¿Dónde se ubican?
Noruega cuenta con más de mil fiordos por lo que toda su costa está jalonada de rincones con encanto y espectaculares; te será, de hecho, difícil escoger la ubicación para tu escapada. Aún así, no podemos negar que Bergen, situada a casi 500 kilómetros de la capital, Oslo, y con su coqueto puerto que descansa frente al mar del Norte, se ha convertido en la capital indiscutible de los fiordos.
Esta ciudad permite conectar de forma rápida (entendiendo el concepto de rápido en noruego) con los principales puntos de interés y fiordos más famosos, como son Flåm y su turístico (y masificado, en verano) tren. Si quieres conocer cómo llegar desde Oslo a Bergen en tren puedes clickar aquí, y te dejo una recomendación de alojamiento en Bergen.
¿Pero tu has hecho la ruta de Flåm?
No, y os explico por qué. Cuando tuve la posibilidad de organizar mi viaje a Noruega (gracias Jaime) pensé que se podría hacer algo más que visitar Oslo y, pensando que quizás nunca volviese por esos lares, decidí aventurarme en conocer, como fuese, los famosísimos fiordos noruegos. Los fiordos son depresiones generadas por glaciares que luego se han inundado al aumentar el nivel del mar por el deshielo de los mismos. ¿El problema? Al margen del desplazamiento hasta allí, y el precio del hospedaje, todas las excursiones eran excesivamente caras, moviéndose en una horquilla que podría ir desde los 80€ hasta los 150€ dependiendo del tipo de excursión.
La excursión a Flåm, que incluye tren desde Bergen y paseo por el Sognefjord (fiordo de los sueños, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) me pareció una excelente propuesta pero, en su momento, me parecían algo caro los billetes y, además, buscaba hacer algo que no todo el mundo pudiese hacer allí… uno, que parece que siempre quiere exclusividad.
Después de mucho (mucho, mucho) rebuscar en webs de tours por la zona, encontré (y casi sin creérmelo) lo que llaman un Glacier Tour, o tour por el glaciar. No penséis que vais a caminar sobre ningún glaciar (de hecho, hay excursiones que lo permiten aunque más enfocadas al turismo aventura) pero os quiero comentar mi experiencia con el Fjærlandsfjord Glacier Tour.
Fjærlandsfjord Tour, el gran desconocido
Si Flåm es el hermano mayor, la zona de Balestrand es el hermano chico que no tiene nada que envidiar. Con muchísimo menos turismo, muestra la auténtica vida noruega. El fiordo donde se encuentra está perpendicular a la ruta que siguen la mayoría de los cruceros, y en las proximidades encontraréis el Museo del Glaciar Noruego.
Pues bien, como os decía, encontré este tour aquí y, aunque no recuerdo que haya sido la página original donde compré los billetes, si es el mismo tour. A día de hoy, Visit Norway (la web oficial de turismo noruego) ofrece un tour ida y vuelta desde Balestrand hasta el fiordo pero no incluye la parada en el Museo Glaciar ni el transporte desde y hasta Bergen. El precio del tour que yo os indico asciende a 196€ por persona (cuando lleguéis a Noruega entenderéis que la vida es bastante más cara que en España y que, para estudiantes como éramos en aquella época, mucho más).
Bueno, pero cuéntame en sí el tour
Vamos, vamos. Bien, una vez echa la reserva en la web, y tras haberme enviado los billetes de confirmación al correo, solo nos quedaba pegarnos un buen madrugón hasta el puerto de Bergen ya que el ferry salía a las 8 de la mañana. Hay que entender que se van a pasar muchas horas fuera y que las horas de luz en Noruega no son las mismas que en el sur de Europa por lo que hay que aprovecharlas al máximo. Además, las casitas de color rojo del muelle de Bergen al amanecer tienen un encanto impagable.
Dentro del ferry, dirección a Balestrand, solo nos queda contemplar el paisaje mientras accedemos al mar del Norte y nos rodeamos de multitud de islitas, casas de color rojo y azul intenso (sí, parece un anuncio de Neutrogena) y vemos como, poco a poco, Noruega empieza a despertar. Dentro de este ferry encontraréis un servicio de cafetería y baños. Los precios os lo podéis imaginar pero, con el sueño y el frío de la mañana, habrá que despertar con un buen café caliente.
Una vez se llega a Balestrand se debe coger un nuevo ferry. Simplemente hay que enseñar a la entrada, de nuevo, el pase que te permite disfrutar ahora de las vistas del Fjærlandsfjorden que, os prometo, os dejarán sin palabras. La esencia de Noruega está aquí y no es difícil imaginarse a los vikingos, en sus barcos, deambulando fiordo abajo en busca de nuevas tierras para conquistar. El barco, que ya no ferry, en este caso es mucho más escueto y parece más un barco de pescadores que un moderno ferry que conecte pueblecitos en los fiordos.
Con él, y después de sacar cientos de fotos (cada rincón lo merece), llegaremos a la población de Fjærland, un pequeñísimo pueblo con un encanto especial. Apenas hay nada, pero su café justo al lado del muelle (embarcadero realmente) hace que parezca sacado de una postal que, con cierta bruma, deja paisajes para el recuerdo. En este punto dejaremos el fiordo y los barcos para coger un autobús (el fiordo se acaba un poquito más arriba) por lo que, además, podremos ver el entorno desde otro punto de vista. Estamos yendo, en este momento, al Museo Glaciar Noruego.
Aunque de primeras pueda parecer que no tiene mucho que ofrecer, la parada es más que interesante. Sí, lo sé, estás en Noruega y lo interesante está ahí fuera pero este alto permite conocer más a fondo qué es un glaciar, el por qué de su color característico y cómo se formaron los fiordos con el paso de años y años. Dispone de cafetería, por si queréis comer, así como tienda de souvenirs y baño (cuidado al lavaros las manos… tendréis un pequeño susto en el espejo).
Una vez finalizada la visita, llega el momento de disfrutar de la razon del tour, el glaciar. En mi vida había visto uno de verdad, solo en fotos, y me parecía sobrecogedor poder decir que he estado a apenas metros de uno. Y no defraudó. Una vez llegamos al área recreativa donde para el autobús, teníamos delante el majestuoso glaciar de Bøyabreen. Quizás a muchas personas les parezca que es solo una lengua de hielo en movimiento pero el entorno es magnífico. El ruido del agua, brava y helada, con un color azul característico y, a la vez, el silencio del circo que nos rodea permiten sentir una emoción dificil de explicar con palabras en este blog. Es, sin duda, una experencia que debéis vivir en algún momento.
Y después, ¿vuelta por el mismo camino?
Pues sí. No hay pérdida en realidad. La vuelta es deshacer el camino andado solo que, en este caso, ya no se para en el museo. El bus nos llevará de vuelta hasta Fjærland, y de ahí, hasta Balestrand. Por último, nos queda una tranquila travesía hasta Bergen.
Y me preguntareis, ¿qué tal el guía? Pues ni bien ni mal, porque no hay. Sí. Esto es algo que a mí me echaba un poquito para atrás porque me esperaba que la visita fuera guiada o, al menos, hubiera alguien de organización por si ocurría algo (ya fuese con la propia excursión o, directamente, con el idioma y saber a dónde íbamos). Pero la eficacia noruega se deja sentir en algo tan simple (o no) como es organizar un tour y es que, en ningún momento, se hace necesario tener personal de la empresa. El tour consiste en ir cogiendo ferries y barcos por todo el camino pero con puntualidad y todo muy bien indicado, por lo que no hay pérdida. Ademas, una vez pasada Balestrand, el grupito que se forme en el barco “que parece de pesca” es el grupo que irá con vosotros al museo y al glaciar, sin unirse ya más gente. En nuestro caso apenas era una veintena procedentes de todas las partes del mundo.
Entonces, ¿Flåm o el glaciar?
No, no. En ningún momento quiero hacer una comparativa entre las dos excursiones. En mi caso, os expongo mi experiencia y opinión sobre el tour del glaciar y el por qué de este frente a la excursión de Flåm. Aun así, si volviese en algún momento a Noruega y, en concreto, a la región de los fiordos, es más que probable que disfrute del viaje hasta Flåm. También es cierto que fiordos en Noruega hay muchos pero un glaciar que sea fácilmente visitable, no. Y, por supuesto, si tenéis tiempo y el presupuesto de vuestro viaje os lo permite, no dudéis en realizar las dos. Contemplar los fiordos noruegos es algo de lo que jamás te cansas.
¿Te ha gustado esta nueva entrada? ¿te gustaría leer más acerca de Noruega? ¿algún tip o consejo para tu escapada a Bergen? Déjame tu opinión en el apartado Comentarios que encontrarás un poco más abajo.
Recuerda que las opiniones aquí vertidas son fruto de experiencias propias y, en ningún caso, objeto de promoción. Dado que el blog no tiene financiación externa, si estás pensado en realizar una escapada o quieres reservar un alojamiento con 25€ en AirBnB, te dejo mi descuento aquí. Así de fácil!
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