Estamos de vuelta. Hoy con algo un poco más gastronómico, y es que os traigo mi reseña sobre uno de los restaurantes más conocidos en Villablino, en Laciana, comarca perteneciente a León y muy cerquita de la conocida Babia. ¿Me acompañas en esta nueva aventura? Recoge tu Mochila de Cromo y bon appetit!
¿Dónde comemos?
Nos desplazamos hasta el valle de Laciana. De tradición minera, conserva vestigios del pasado rural combinado perfectamente con el día a día de la villa. Sin duda, mención especial merecen los paisajes del valle pero, en este caso, nos centramos en su gastronomía.
León, capital gastronómica durante el pasado 2018, guarda recetas centenarias donde el buen comer y el slow-food se dan la mano. Laciana, y su capital Villablino, salvaguardan también una gastronomía abundante, exquisita y basada en los productos locales y de cercanía, donde los potajes tardan horas en la cocina de leña y donde los postres se hacen con mucho esmero y paciencia.
¿Y comemos en…?
En el Restaurante La Bolera, ubicado en Robles de Laciana, a unos 3 kilómetros antes de llegar a Villablino llegando por la CL-626. Mención aparte merece este precioso pueblo, catalogado como Pueblo Más Bonito de León en el año 2011, donde destaca la iglesia de San Julián, de estilo románico.
Este restaurante, que también cuenta con habitaciones dando servicio de hospedaje, ha sido reformado recientemente, destacando su espectacular salón principal. Un gran cubo de madera acristalado donde, si tienes oportunidad de disfrutarlo en invierno, se convierte en una experiencia única el hecho de poder disfrutar de una buena mesa mientras nieva fuera.
Tengo hambre… ¿qué comemos?
La Bolera tiene una carta amplia donde destacan las raciones abundantes y, principalmente, las carnes. En mi caso, nada mejor que empezar con una sencilla pero consistente tabla de quesos, acompañado de mermelada, que siempre le da un gusto diferente al sabor y textura de los quesos. Además, unas croquetas de jamón caseras muy, muy cremosas.
De segundo, el conocido cachopo de la Bolera. Siendo asturiano he de decir que no es el «más espectacular» que he comido, pero reconozco que no tiene nada que desmerecer a los nuestros.
De postre, un mousse de limón. Dulce pero con un toque ácido; se nota que es casero y que todo está hecho con mucho mimo, tal y como había dicho al principio. Como colofón, la posibilidad de disfrutar de un café de pota, como decimos en Asturias, de estos hechos a la antigua y que tiene un sabor difícil de lograr con las cafeteras italianas convencionales.
¿Y precios?
Pidiendo de carta, como habéis visto, unos 15€ por persona incluyendo varios primeros, un segundo para cada uno, postre y café. La verdad es que es un buen precio, con un sitio muy agradable y vistas preciosas a todo Laciana así como a su iglesia, con un servicio eficaz y muy atento, y sin apenas esperas.
Sin duda, uno de mis restaurantes favoritos de este precioso valle que, aunque parece que no tiene cosas que ofrecernos, esconde muchos secretos que os iré comentando en próximas entradas de Mochila de Cromo.
¿Has estado en este restaurante? ¿Conoces la comarca de Laciana? Deja tu comentario u opinión en el apartado comentarios.
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