Motel L, Estocolmo | OPINIÓN

De nuevo quiero hablaros de otro de los alojamientos donde me hospedé dentro del periplo por el norte de Europa. En esta ocasión, hacemos parada en Estocolmo. ¿Crees que es imposible encontrar un alojamiento a buen precio en la capital sueca? ¿Precios prohibitivos? ¿Muy alejado del centro? Recoge tu Mochila de Cromo porque comenzamos… ¡ya!

¿Dónde nos vamos?

¡A Estocolmo! La última capital escandinava que me faltaba por conocer y la tercera de las cinco nórdicas (entendiéndose nórdicos por Islandia, Finlandia y los tres escandinavos). Pues bien, después de mucho tiempo tenía la oportunidad de viajar a esta pequeña joya nórdica pero claro, como el resto de países de la zona, los precios de los alojamientos son elevados. Si a eso le sumamos el cambio de coronas a euros, una habitación compartida en un hostel puede costar lo mismo que una doble en un hotel de tres estrellas en España.

A lo particular de los precios debe sumarse una anécdota muy sueca: sacar habitaciones hasta debajo de un puente. Y bien es cierto que esta opción no está en los buscadores de alojamientos habituales pero sí, en Estocolmo ofrecen habitaciones para todos los públicos. Por ejemplo, si buscas un precio razonable es probable que te hayan ofrecido dormir en el camarote de un barco justo al lado de Gamla Stan (el casco histórico); tranquilos, los barcos no van a poner rumbo por el archipiélago de Estocolmo. Si el agua no te parece buena opción, siempre puedes dormir en un hospital: en la isla de Södermalm es posible dormir en un hotel ubicado en una de las plantas del hospital de la zona y, aunque habitualmente utilizado por familiares de enfermos o padres primerizos, puede ser otra opción a tener en cuenta. Por último, y mucho más común, es encontrarte alojamientos (sobretodo en el casco histórico) que no cuentan con ventanas; esto se debe a que el espacio en el barrio histórico es realmente pequeño y dada las dificultades de poder crecer a lo alto, se hace uso de los muchísimo sótanos con los que cuenta la isla.

Como veis, Estocolmo es una ciudad francamente difícil para encontrar alojamiento más o menos céntrico, a buen precio y, digamos, normal.

Y tú, ¿a dónde fuiste?

No os voy a mentir en cuanto al tiempo que invertí para encontrar un alojamiento que se ajustase un poco a mis características. Si bien es cierto que tenía claro que dormir en Estocolmo no sería barato, prefería alejarme un poco del centro con tal de ganar cierta calidad y, aunque no era cierto, pensé que el centro estaría mucho más cerca de las diferentes islas.

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Café de cortesía (foto propia)

La mejor opción fue Motel L, un hotel de tres estrellas ubicado al sur de la isla Södermalm. Las habitaciones parecían más que correctas para costar alrededor de 75€ la noche contando, por otro lado, con baño propio. Y con ellos reservé, directamente, ya que esta opción me incluía el desayuno (hay que aprovechar todas las ofertas que se presenten).

¿Y estaba tan lejos como dices?

Pues sí. Las cosas como son: no es un alojamiento céntrico. Se encuentra a unos 4 kilómetros del casco histórico de la ciudad, el Gamla Stan, y aunque el paseo es bastante entretenido ya que recorres el alternativo barrio del SoFo, es cierto que si tu idea es patear la ciudad de norte a sur puedes acabar agotado. Siempre se puede tomar el metro, con paradas cercanas que te llevan hasta el centro mismo o, incluso, conectan con la Cityterminalen, la estación intermodal de Estocolmo. Asimismo, justo en frente de la puerta del hotel, tienes una línea de tranvía pero, como casi siempre que voy a una ciudad europea, desconozco dónde puedo pagar ya que casi nunca hay máquinas para sacar el billete por lo que, por el miedo a que me pillen y me ponga una multa, prefiero utilizar otro medio de transporte (y sí, alguna vez, por fuerza mayor, he cogido un tranvía sin pagar pero no es ético).

Bueno, ¿y en sí el hotel está bien?

Te reciben unas puertas automáticas un poco curiosas, un hall iluminado en tonos naranjas y un agradable olor a flores que, incluso, puede llegar a ser algo intenso. El personal de recepción fue muy amable y ágil en nuestro check-in. En ese momento te entregan también los tickets del desayuno que, en nuestro caso deberían haber sido seis pero nos dimos cuenta la segunda noche que solo teníamos cinco por lo que pedimos el que nos faltaba y en ningún momento pusieron en duda que lo hubiésemos perdido nosotros (quizá en otros sitios no hubieran actuado de esta forma). El último día, y dado que Norwegian ahora no ofrece la opción Wallet en el móvil, pedimos por si acaso que nos imprimiesen los billetes del vuelo de vuelta a Madrid y tampoco pusieron impedimentos.

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Colorido pasillo del Motel L (foto propia)

El hotel es enorme, contando con alrededor de 60 habitaciones por planta, así que os podéis imaginar. La habitación no está nada mal, teniendo en cuenta los antecendentes de Estocolmo: ventana y con baño propio, una ganga por el precio que costaba la noche. Aunque algo pequeña y sin apenas sitio para dejar las cosas (solo cuenta con un minúsculo armario abierto empotrado en la pared), la habitación cumple de sobra con las necesidades del viajero que llega a la ciudad para patearla y disfrutarla y no tanto hacer vida en el propio hotel.

De todas formas, si te apetece estar en el Motel L, el personal te lo pone fácil. Desde cómodos sofás en el hall, así como zonas de trabajo y descanso, y un servicio de café gratuito desde mediodía hasta bien entrada la noche y, aunque el café no sea de las mejores calidades, reconozco que el detalle y el hecho de poder disfrutar de un momento de paz después de un día agotador y entretenido por Estocolmo se agradece. Asimismo, dispone de una nevera tipo supermercado por si te apetece algo para comer, como sándwich o ensaladas.

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Detalle de la habitación (foto propia)

¿Y el baño está limpio?

Muy limpio y en sintonía con la habitación. Aunque algo pequeño también, cumple de nuevo siendo muy funcional. La ducha está integrada en el propio baño, sin tener altura o algún tipo de barrera. Lo curioso es que cuenta con suelo radiante, una de las alternativas más punteras en materia de ecología y eficiencia eléctrica y es que no os podéis imaginar lo agradable que es despertarse e ir al baño descalzo y sentir el calorcito en los pies. Además, si el suelo se moja en apenas minutos acaba seco. ¡Estos escandinavos nos llevan años de ventaja!

Por cierto, no cuenta con amenities al uso (cosa que por un lado agradezco ya que no se hace tanto uso de plástico) contando solo con una pastilla de jabón, y un surtidor de gel-champú pegado en la propia pared de la ducha. En todo caso, he echado de menos un cepillo de dientes o un pequeño kit de afeitado pero bueno, os recuerdo el precio y los antecedentes de la ciudad.

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Detalle del baño (foto propia)

Vamos a desayunar…

Como os digo, por una oferta, el desayuno estaba incluido en el precio. Esto ha sido algo que he agradecido desde el minuto uno ya que los precios en Estocolmo y, bueno, toda Escandinavia, son desorbitados por lo que ahorrarse unas coronas con la primera comida del día no me parecía mala idea.

Como se suele decir, a caballo regalado no le mires el diente, y ese debería ser el refrán que aplique a este desayuno. No, no ha sido de los mejores y no está a la altura de un hotel de tres estrellas pero bueno, es lo que había y no era para quejarse.

Cuenta con dos islas con varios productos locales como es la trenza de canela (la versión XXL de los pastelitos de canela) que, la verdad, estaba buena. Además, tiene una zona de productos salados: pimiento, pepino, dos tipos de quesos (Gouda y uno local súper bueno) y, en vez del típico fiambre, tienen jamón cocido con la forma de bacon pero condimentado (no lo había visto anteriormente). Diferentes tipos de panes, mermelada, queso en crema completan esta isla de salados. Al lado puedes hacerte un bol de yogur (natural o de fresas) con muesli, avena, pasas y plátano deshidratado; cuenta con fruta fresca sin cortar.

Mención especial, pero no por calidad, merece el zumo. El sistema para servirse es muy sofisticado, a través de una tablet, pero esa tecnología no alivia lo malísimo que son los zumos… ¡todos!. El de naranja huele al típico zumo comercial pero una vez lo pruebas es agua, pura agua, sin ningún tipo de sabor. Tampoco mejora el de manzana o el de uva que, por cierto, sale con gas. En fin, no toméis zumo.

Por cierto, la sala de desayunos es a la vez parte del hall. Es curioso pero es cierto que al ser tan grande casi se agradece que haya suficiente espacio para todos los clientes.

¿Lo recomendarías?

Sinceramente sí. A pesar de encontrarse alejado del centro y que no haya sido el desayuno más completo, podéis creerme en que he buscado y rebuscado alojamientos con buena relación calidad-precio en el centro (amplio centro) de Estocolmo y que, en ningún caso, he visto un hotel o alojamiento «normal» a un precio razonable. Los que tenían buenos precios, en todo caso, no tenían ventanas al ser sótanos, eran barcos o su baño era compartido. Ninguna de las opciones presentadas me agradaba demasiado.

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Vistas desde la habitación (foto propia)

Este hotel, como os digo, es moderno y funcional, en sintonía con lo que podrían ser los hoteles Ibis, más conocidos. No es céntrico, pero tiene transporte público muy cerca. Además, el barrio donde se encuentra, es de nueva creación, con pintorescas torres alrededor así como algún café y supermercado (en la propia manzana del hotel, os recomiendo ir a última hora ya que tienen productos a mitad de precio que estén próximos a caducar).

Y tú, ¿conocías este hotel? ¿Has estado buscando desesperadamente hoteles a buen precio en Estocolmo? ¿Alguna alternativa que me puedas dejar? Recuerda que me encantaría conocer tu opinión a través del apartado Comentarios que encontrarás más abajo.

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¡Nos leemos!

 

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